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Actualizado: 12 de junio de 2025


12 Cuando ayunaren, yo no oiré su clamor, y cuando ofrecieren holocausto y ofrenda, no lo aceptaré; antes los consumiré con cuchillo, y con hambre, y con pestilencia. 13 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah! ¡Señor DIOS! He aquí que los profetas les dicen: No veréis cuchillo, ni habrá hambre en vosotros, sino que en este lugar os daré paz verdadera.

9 Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: El SE

Aquella salida matinal le agradaba, porque rompía las tediosas rutinas de su existencia. Y oiré todas las misas que quieras, y rezaré contigo... Dime, ¿no va Jacinta a esta hora a San Ginés?». Hombre, tan temprano no. Un poco más tarde que yo, suele ir Bárbara. Pues me alegro de que seamos nosotros los primeros, los más madrugadores, los más impacientes por cumplir y santificarnos... ¡Tom!

A esto respondió don Quijote: -Por ver que tiene este caso un no qué de sombra de aventura de caballería, yo, por mi parte, os oiré, hermano, de muy buena gana, y así lo harán todos estos señores, por lo mucho que tienen de discretos y de ser amigos de curiosas novedades que suspendan, alegren y entretengan los sentidos, como, sin duda, pienso que lo ha de hacer vuestro cuento.

14 Haré también a esta Casa sobre la cual es llamado mi nombre, en la cual vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo. 16 , pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré. 17 ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las plazas de Jerusalén?

Esa voz agria la estoy oyendo desde entonces: la oiré siempre, en mis mejores instantes, si continúo aquí. ¿Y la mirada de sus ojos?... Adiviné todos sus insultos mudos, la comparación rápida que hizo entre su miseria y mi aspecto de hombre fuerte y bien cuidado. Yo era para él un cobarde que pasea con mujeres, mientras los hombres están con los hombres, dando su vida por algo importante. ¡Bah!

33 Y el rey dijo a Barzilai: Pasa conmigo, y yo te daré de comer conmigo en Jerusalén. 35 Yo soy hoy día de edad de ochenta años, que ya no haré diferencia entre lo bueno y lo malo. ¿Tomará gusto ahora tu siervo en lo que comiere o bebiere? ¿Oiré más la voz de los cantores y de las cantoras? ¿Para qué, pues, sería aún tu siervo molesto a mi señor el rey?

Quedaos atrás, replicó el conde, y en llegando al castillo os oiré despacio. Picó al caballo, entró en su alcázar, y de allí á poco llegó al puente levadizo el hombre alto y moreno, á quien se permitió la entrada por haberlo ya prevenido el dueño. Pidió á este el misterioso aparecido hablarle sin testigos: el jóven caballero despidió á sus criados presentes, y quedaron los dos solos.

La dura perspectiva de pasar muchos meses absolutamente privado de todo contacto, siquiera fuese indirecto, con Magdalena, me hizo vacilar un instante. Otra reflexión me decidió a hacer la prueba más radical y le dije: Sea. Ya no oiré hablar de usted más que por medio de Oliverio que no es el más exacto de los corresponsales.

35 te oiré, dijo, cuando vinieren tus acusadores. Y mandó que le guardasen en el pretorio de Herodes. 2 Y citado que fue, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como por causa tuya vivamos en gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, 3 siempre y en todo lugar lo recibimos con todo hacimiento de gracias, oh excelentísimo Félix.

Palabra del Dia

rigoleto

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