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Actualizado: 2 de junio de 2025


El que sepa los motivos de la contienda entre S. Gerónimo y Vigilancio, y lea la Disertacion de Clerico, verá que este crítico moderno no entra en ella, ni pone argumentos para probar que Vigilancio tuviese razon, y no S. Gerónimo: lo que hace es entresacar las palabras ardientes Con que el Santo Doctor, zelosísimo por la doctrina de la Iglesia, rechazaba los errores de Vigilancio, y interpretar estas palabras maliciosamente, como que tiraban á volver odioso á Vigilancio.

Pero Elena le repelió para que no pasase más adelante en sus caricias, y con una gravedad de mujer que sabe plantear los negocios, continuó hablando: Si llegase á decir «acepto», sería con la condición de que nos marchásemos hoy mismo. De no ser así, podría arrepentirme... Además, ¿por qué seguir más tiempo en este rincón odioso? Todos son enemigos míos.

El 23 de Agosto de 1637, celebró la Inquisición auto de fe en San Marcos, y en él se leyó la causa de Perea, el cual, averiguadas todas sus heregías, era condenado á ser quemado vivo. Y esta fué de las pocas veces que con ingenio pudo un reo burlar al odioso tribunal, estando ya casi cogido en sus garras. EL MARQU

Vámonos á Napóles... ó si no queréis venir, dadme una carta para el duque de Osuna; entraré en un convento... vuestro amigo me ha hecho mucho daño... me ha hecho insoportable el duque de Lerma, odioso Calderón. Tal vez la vida de mi amigo consiste en que os apoderéis más que nunca del ánimo de Lerma. ¡Cómo!

Establecido en él el tribunal odioso, fué teatro de las más espantosas escenas, y hasta poco antes de su derribo, existían en los muros tres lápidas con inscripciones latinas, las cuales recordaban los horrores del tribunal.

Inventaba mil tormentos armándole trampas para ver si caía o no caía. Tan odioso llegó a serle aquel hombre, que al fin se dejó ella caer. Metiose adrede en la trampa, conociéndola, por gusto de jugarle una partida al muy majadero, porque así se vengaba de las muchas que le habían jugado a ella.

Lo descompuesto y sin arte del ataque ponía en su poder a Pedro Carvallo; pero Morsamor, por eso mismo, consideraba más odioso dar sangriento término a la lucha con aquel energúmeno, ciego por el rencor y la soberbia. La lucha, no obstante, se iba prolongando demasiado.

Estar en vísperas de casarse con una joven excelente, y sin mediar disgusto alguno, sin antecedentes de ningún género que puedan tenerla prevenida, decirle de pronto: «Todo se acabó, ya no me caso contigo porque no te quiero ni nunca te he querido», es lo más brutal y más odioso que se haya visto jamás... Por otra parte, yo no cómo tomarían mi conducta tus papas.

Todo lo que los demás hombres encuentran vil y odioso será precisamente lo que a me ate con nudos más difíciles de romper, y tengo necesidad de decirte que este sentimiento ha adquirido tal autoridad en mi corazón, que los consejos y las instancias de la amistad no harían más que redoblar el ímpetu.

El primer alemán que se acercase á ella estaba condenado á muerte. Doña Luisa se aterraba viéndola blandir el arma ante el espejo de su tocador. Ya no quería ser soldado de caballería ni «diablo azul». Se contentaba con que la dejasen en un espacio cerrado, frente al monstruo odioso. En cinco minutos resolvería ella el conflicto mundial.

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