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Actualizado: 15 de mayo de 2025
Y, sin embargo, después de escuchar tan grandes pensamientos, todavía D. Dionisio se obstinaba en escribir sonetos en la oficina. Todos en la casa experimentaban los efectos benéficos de las corrientes científicas que soplaban en el privilegiado cerebro del jefe de la familia. Pero la que los sentía más a menudo era Carlota por su buena pasta.
Después pasó una mujer pequeña y enflaquecida, una pobre obrera de las que habitan en la otra orilla del río. Cansada del trabajo, sostenía en un brazo la pesada cesta y un chicuelo mofletudo que se agitaba con nerviosa alegría, mientras tiraba con la otra mano de un galopín de cinco años que se obstinaba en no andar por habérsele desatado el zapato.
Caparrosa tomó el boletín y trató de descolgarse de la ventana; pero mi tía, que ya había conseguido abrirse una brecha y tomar posiciones, le gritaba: No te bajes, muchacho, no te bajes, cómprame a mí otro, espera y diciendo y haciendo, forcejeaba su ridículo que se obstinaba en no abrirse, hasta que, después de mucho forcejear, pescó un peso, y estirando todo cuanto le fue posible el brazo derecho, lo alcanzó a Caparrosa que continuaba trepado en la ventana.
El caballero de la barba se obstinaba en mirar a la calle por las rendijas de la persiana, dándose golpecitos de impaciencia en el muslo con el sombrero de copa. Las señoras, sin despegar los labios y con semblante de duelo, paseaban la mirada repetidas veces por todos los rincones de la sala, cual si tratasen de inventariar la multitud de objetos dorados que la adornaban con lujo de relumbrón.
Tenía necesidad de sentirme dichoso, y en eso se cifra el enigma de muchas cegueras menos explicables aún que la mía. Entre Magdalena casi mujer y el adolescente apenas emancipado que voy retratando, entre sus brillantes años y los míos, había mil obstáculos conocidos o desconocidos, patentes u ocultos, nacidos o por nacer. Sin embargo, yo me obstinaba en no ver ninguno.
No corre peligro alguno. Ha devuelto todo el veneno, y con el medicamento que voy a recetar quedará completamente tranquila. Lo que importa ahora es que no repita. ¡Oh, no! Yo me encargo. Y corrió al cuarto de su hija. Pero no pudo arrancarle una palabra. La niña se obstinaba en que viniese su confesor. Al fin fue por sí mismo a llamarlo, y no tardó en aparecer con él.
El conde se puso á mirar con indiferencia los árboles y las montañas que se percibían al través de los cristales. Octavio se obstinaba en sacudir con el junquillo los pantalones, haciendo saltar nubecillas de polvo, apenas perceptibles. La condesa se entretenía en jugar con los rizos de su niña, y la institutriz hacía bolitas de pan con los dedos, mirando fijamente al frasco de mostaza.
Vamos, Celestina, dinos lo que piensas de San Pablo continué dirigiéndome a la anciana, que se obstinaba en pasarse la mano por las narices como para quitarse una humedad molesta. Pienso respondió la aludida, a la que halagaba la atención de que era objeto, pienso que Dios ha enviado a San Pablo para impedir que las jóvenes se pierdan casándose.
Soy tu lavandera, ¿no me has conocido? respondía el joven. ¡Oh, mi lavandera no es tan pícara como tú! La careta me hace ser pícara; sin careta soy muy inocente. Vamos, máscara, dime quién eres; has conseguido interesarme... si me lo dices, prometo guardarte el secreto. El joven se obstinaba en sostener que era la lavandera; ambos se reían de aquel disparate.
Se trataba de una herencia y, como sucede siempre en tales casos, los gastos del juicio se habían tragado ya tres veces lo que valía el guiñapo. Como Krakow era de mal dormir, la querella se había enconado y había degenerado en odio personal; por lo menos, de parte de Krakow, porque Pütz, con su flema bondadosa, se obstinaba en ver sólo el lado humorístico de la cuestión.
Palabra del Dia
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