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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Este fin tuvo Berenguer de Entenza, nobilísimo por su sangre, y celebrado por sus hazañas, y por entrambas cosas estimado de Reyes naturales, y estraños.
Es muy difícil de presumir qué conducta hubiera seguido Guzmán con la marquesa si, al verse ésta viuda y libre, se hubiera contenido en los límites que parecían trazarle sus honrados antecedentes, aquel amor nobilísimo y extremado que sentía por su hija, y el sentimiento que la movía a defenderla de la peste de su propia casa. Por eso se trataban en la tessitura que hemos visto.
Damos al egregio Duque la más cumplida enhorabuena». Este indigno comentario tuvo dos días enfermo al nobilísimo Belinchón, pasados los cuales mandó sus padrinos a Maza. Pero éste contestó que mientras estuviese constituído en autoridad no podía batirse.
Posible es que alguien piense en tal cual región de esta Península de la misma manera que pensaban los cubanos. Nobilísimo es el amor de la patria chica; pero debe ir acompañado, para no ser funesto, del amor de la patria grande. El desdén y el odio hacia ella son origen de debilidad y de interesado egoísmo.
Lerma.» El rey podrá encontrar en esos papeles el secreto de la expulsión de los moriscos, las causas de su desavenencia con Francia, el por qué de los reveses que sufre en todas partes donde hace la guerra España; el rey sabrá que de los tributos que saca á sus vasallos la tercera parte es para el rey, otra tercera parte para los corregidores, alcaldes mayores y demás exactores, y la otra tercera parte para el nobilísimo, el excelente señor don Francisco de Sandoval y Rojas, marqués de Denia, duque de Lerma, del consejo de Estado, su protonotario en Indias, su secretario universal, su favorito, su todo; sabrá el rey... aunque me mates, porque los papeles se presentarán solos al rey, que ha criado en ti un cuervo, que ha levantado á su enemigo, y como el rey, aunque es débil, no es malo y no le gustan los bribones, y como el rey, aunque no es rey, tiene grandes humos de rey y de rey poderoso; y como el rey es del último que llega, nada tendrá de extraño que su majestad retire de ti su protección y te arroje al verdugo; porque tú has hecho lo bastante, mi buen duque, para ser primero degradado y después ahorcado.
El vehículo era un inmenso cajón: los de los días gordos estaban adornados con placas de carey. Por lo común las paredes de los ordinarios eran de nogal bruñido, ó de caoba, con finísimas incrustaciones de marfil ó metal blanco. En lo profundo de aquel antro se veía el nobilísimo perfil de algún prócer esclarecido, ó de alguna vieja esclarecidamente fea.
En este tiempo, nuestros caminantes, tragando leguas de aire, como si fueran camaleones de alquiler, habían pasado a Adamuz, del gran Marqués del Carpio, Haro y nobilísimo decendiente de los señores antiguos de Vizcaya, y padre ilustrísimo del mayor Mecenas que los antiguos ingenios y modernos han tenido, y caballero que igualó con sus generosas partes su modestia.
Por último, no debo escatimar al nobilísimo edificio que hemos visitado, ya que somos deudores de tan gratos recuerdos, un elogio que, á mi modo de ver, significa mucho. Despues de estar poetizada Nuestra Señora de Paris por el genio de Víctor Hugo, que es un gran genio, Nuestra Señora de Paris parece poética. Hemos resuelto no salir á la calle para comer.
La mujer que salvó á los parisienses de Atila y Meroveo con su palabra y con su fe; la que los salvó de los normandos con su ataud; aquella mujer que salvó á un pueblo con un puñado de cenizas, cuyo polvo fué más poderoso y más valiente que la pica de los guerreros, era una muchacha llamada Genoveva; la misma muchacha que rompió á llorar, oyendo la voz de San German de Augerre; la misma á quien dió el santo la medalla de cobre con la efigie del Salvador; una muchacha á quien Nauterre llama hija, á quien la Iglesia llama santa, á quien Paris llama Patrona, á quien yo llamo un nobilísimo carácter histórico.
Noticia de los cuadros que se hallan colocados en la galería del Museo del Rey, Nuestro Señor, sito en el Prado de esta corte. Con real licencia. Madrid, 1828. Jusepe Martínez. Discursos practicables del nobilísimo arte de la pintura. Madrid, 1866. Sevilla, 1867. Pedro de Madrazo. Discurso pronunciado en la Academia de San Fernando en 20 de Noviembre de 1870. Madrid, 1870. Zarco del Valle.
Palabra del Dia
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