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Actualizado: 3 de julio de 2025
Es necesario cortar este abuso. ¿Cómo? Buscando el origen y destruyendo la causa. El origen de tal apatía y negligencia por parte de estos animales no puede ser otro que el no dárseles el sustento necesario.
La poblacion del Cármen es la mas atrasada de toda la provincia por lo tocante á la industria fabril; sus tegidos son muy ordinarios. El cacao tampoco rinde los abundantísimos productos que debiera, por la mucha negligencia con que se cultiva. En los bosques vecinos se recoge grande cantidad de exelente vainilla.
Pierden muchas cabezas a causa de esta negligencia, pero no las pierden todas. Los animales curan alguna vez, sin el socorro de la ciencia y a pesar de todos los estragos que la enfermedad haya podido hacer en su cuerpo.
Un cuarto de hora después volvió a aparecer doña Sol, pero con distinto aspecto, sin la negligencia exótica con que los había recibido, vistiendo uno de aquellos trajes enviados de París, modelos de Paquin, que eran la desesperación y el asombro de parientas y amigas. Don José volvió a insistir. Se iba, era inevitable; pero su matador se quedaba.
En el fondo también a ella le causaba gran terror aquella escena imponente y procuraba alejarla de su pensamiento. María la reprendió duramente su negligencia, haciéndole ver la terrible responsabilidad en que incurría si su madre hubiese muerto. Marta comprendió que tenía razón y bajó la cabeza.
Enjuto, huesudo y fuerte, procuraba disimular su rudeza de hombre de pelea con una negligencia suave y perezosa. Los oficiales le trataban con gran respeto. Hartrott había hablado de él á su tío como de un gran artista, músico y poeta. El emperador era su amigo: se conocían desde la juventud.
Te digo, Vauberger replicó la mujer, que si lo hubieras visto vaciar su garrafa, se te hubiera partido el corazón... Y mira, si yo creyera que piensas lo que dices, cuando exclamas con la negligencia de un cómico «si se mata lo enterrarán...» Pero no lo puedo creer, porque en el fondo eres un hombre, aunque no te gusta ser perturbado en tus hábitos... Piensa, pues, Vauberger... ¡no tener fuego ni pan!... Un muchacho que ha sido alimentado con tan buenos manjares y criado entre pieles como un príncipe. ¿No es esto una vergüenza, una indignidad, y no es un bribón el gobierno que permite semejantes cosas?
«Flora aborrece el mar,» dícennos. Lo que aborrece es la negligencia del hombre. Desde aquí estoy viendo Etretat, y ante un mar muy enfurecido, en lo más elevado de la costa brava, expuesta á la furia de los vientos, una granja con un vergel y árboles admirables. ¿Qué precauciones han tomado sus dueños?
No había más que verlas en el palco abanicándose con negligencia, mientras una gran parte de los señores del tendido, puestos de pie y volviendo la espalda al redondel, las miraban fijamente, con ojos de deseo. El señor Cuadros estaba orgulloso de su situación. No podía quejarse de la vida.
Palabra del Dia
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