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Actualizado: 15 de julio de 2025
Comulgado y confesado habían antes de dejar el puerto de Messina todos los que en la armada iban, como si todos hubieran tenido por cierta la muerte en aquella empresa; tan temerosa se aparejaba; que se sabía que el generalísimo turco, Alí-Bajá, comandaba un espantable número de naves, que de cuatrocientas entre grandes y chicas pasaban, y en ellas venían más de ciento veinte mil hombres, turcos, egipcios, africanos; todos feroces, todos corsarios, duros y cruentos, avezados al carnaje y a la matanza, y, como tigres, carniceros.
Todos los barriles están en perfecto estado, señor dijo Van-Horn. ¿Se habrá abierto una vía de agua? Imposible, Capitán. No hemos tocado contra ninguna roca y el junco fué muy bien carenado al emprender el viaje. Es cierto; pero tú sabes que las naves chinas no suelen estar muy bien construídas.
Dice así: «Ni mi fortuna muda, Ver en tres lustros de mi edad primera Con la espada desnuda Al bravo portugués en la Tercera, Ni después, en las naves españolas, Del mar inglés los puertos y las olas.» La nimia precisión con que se expresa este poeta español, hablando de aquel tiempo, nos inclinaría acaso á interpretar las palabras tres lustros por quince años, y así se ha hecho, en efecto.
Andrea Gonzaga estaba con determinación de no partir de allí sin tener respuesta del Duque. Á los 20 del mes se comenzó á publicar una nueva, sin cierto autor, que las galeras habían pasado á los Gelves sin haber reposado en Malta, mas de tomar gente y municiones. Esta nueva debieron de inventar los zaragozanos ó los de aquellos contornos, por hacer ir de allí las naves.
Esta segunda vez llegaron las naves y galeras á Cabo Páxaro, 60 millas de Zaragoza, y de allí se engolfaron en el canal de Malta. Las galeras pasaron adelante y llegaron otro día á Malta, donde fueron recibidos del Maestre y Caballeros con mucha fiesta.
Compónese de un conjunto admirable de naves con calles de columnas cortadas en ángulos rectos, de modo que hay diez y nueve naves longitudinales y veinte y nueve trasversales, produciéndose un asombroso laberinto de columnas que semejan los mástiles equidistantes de un bosque de gruesas palmeras.
Los tres cuartos restantes eran para el pueblo, y probablemente estaban en ellos divididos los sexos, si es cierto, como asegura un historiador citado por Al-Makkarí, que dentro de las naves habia dos puertas que conducian al recinto de las mugeres.
Conviene que esos corsarios tomen al Galeón por un barco mercante de Southampton que huye al descubrir sus naves. ¡Allí están! ¿No lo dije yo? exclamó el capitán volviendo apresurado junto al barón después de transmitir su orden.
Gabriel se había sentado en el zócalo de una pilastra, entre dos columnas, pero a los pocos instantes tuvo que ponerse de pie. La humedad de la piedra, el frío de tumba que circulaba por toda la catedral, le penetraba hasta los huesos. Anduvo por las naves, llamando la atención de las devotas, que interrumpían sus rezos al verle.
Eran dragones rojos y verdes, serpientes de enroscada cola, peces de lomo redondo, todos con alas, con escamas de diversos colores y con ojos enormes. Gillespie adivinó que eran las luciérnagas que en la noche anterior lanzaban mangas de luz por sus faros, ahora extinguidos. Una de las naves aéreas detuvo su vuelo para bajar en graciosa espiral, hasta inmovilizarse sobre el pecho del coloso.
Palabra del Dia
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