Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 20 de junio de 2025
A no ser dijo Eloísa, con remilgada sonrisa que celebréis con los alemanes el azahar y las naranjas; con los franceses, el bolero, y con los ingleses, el vino de Jerez. ¡Ah! Eloisita exclamó entusiasmado Polo , ese chiste es tan espiritual, que si no es francés, merece serlo. En lo que decía, plagiaba Polo, según su costumbre, un conocido dicho francés.
Tenía en los alrededores de Alcira almacenes enormes como iglesias, donde ejércitos de muchachas empapelaban cantando las naranjas, y cuadrillas de carpinteros martilleaban día y noche en la blanca madera de las cajas de exportación. Compraba con un solo golpe de vista la cosecha de huertos enteros, sin equivocarse más allá de algunas arrobas.
Ya no llegaba a él de puntillas; palpando en la sombra; ahora lo abría a raíz de la cosecha y sus manos se perdían con temblores de felicidad en los fajos de billetes entregados por su suegro a cambio de las naranjas, y pensaba con fruición en lo que este guardaba en los Bancos y algún día vendría a su poder.
Juntos iban al puerto, tranquilo y solitario lago, cuya entrada era casi invisible por las revueltas entre las peñas del brazo acuático que lo comunicaba con el mar. Sólo de tarde en tarde aparecían en esta plaza cerrada de agua azul los mástiles de algún velero que venía a cargar naranjas para Marsella.
Amarilla, amarilla... ¡Naranjas, rediós! aulló el pillastre y dio un tirón al pañuelo, preparándose a emprenderla a latigazos con sus compañeros. ¡Que me arrancas el brazo, bruto, y que no es eso!... Los demás pilletes ya se habían puesto en salvo y corrían por la carretera y el Espolón. ¡Venir! ¡venir! que no es eso... gritó la madre.
Allí, bajo esos pabellones, la luz se amortigua, la paz reina como en un jardin, los racimos flotantes de naranjas provocan, los pájaros cantan como en una mansion de amor, y la naturaleza, idealizada, parece evaporarse en perfumes y colores como si un voluptuoso deleite la mantuviese magnetizada y feliz....
Después sirvieron deliciosas fibras de aletas de tiburón, ojos de carnero con picado de ajo, un plato de nenúfares en compota, naranjas de Cantón, y, en fin, el arroz tradicional, el arroz de los abuelos. Todo esto con la ayuda de unas cuantas botellas de excelente vino de Chao-Chigné.
El inmenso valle azuleaba bajo el sol de invierno; las naranjas, asomaban sus caras de fuego entre las hojas, como ofreciendo a las manos laboriosas que las arrancaban de las ramas.
Pero en breve arremetieron de nuevo, en mayor número, á disputarse las cortezas que yo arrojaba al suelo; y hube de ponerme en salvo para no claudicar entre aquella vorágine de mendigos impúberes. No les bastaron las monedas y las naranjas, pues en un instante se tragaron todas las cortezas, como si fueran pedazos de pan!
No eran sólo tortadas: había mantecadas, sequillos, almendrados; había también naranjas, naranjas de vuestro huerto, en el que yo tantos ratos he pasado. He descubierto entre ellas dos que estaban juntas en un mismo tallo. Y en el tallo tenían prendido con un alfiler un papelito con un letrero que decía: «Estas las he cogido yo en el huerto para ti».
Palabra del Dia
Otros Mirando