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Actualizado: 24 de junio de 2025
Parejas amigas, de cuyas intimidades se ocupaban con deleite los murmuradores, permanecían en los asientos de la cubierta, sin verse, sin conocerse, volviéndose la espalda, faltos de fuerzas para cambiar una palabra, deseando tranquilidad y olvido. El bienestar animal de la digestión y la atmósfera ardiente rechazaban el amor a segundo término durante unas horas, como algo molesto e intolerable.
En aquel momento se le ocurrió una frase y para exponerla a su auditorio con toda solemnidad se detuvo, extendió la mano, como separando a los otros dos, y echando el cuerpo del lado de Foja le dijo al oído, a voces: ¡Amigo mío, de todo ha de haber en la Iglesia de Dios! Rieron los otros el chiste, y no cesaron las carcajadas, hasta que el Magistral pasó al lado de los murmuradores.
Montifiori le había traído a todos sus camaradas del gran mundo; dos o tres diplomáticos, aves de paso, chismosos y murmuradores, como todas las mediocridades del género; uno o dos banqueros; no faltaba nunca algún personaje político de más o menos importancia, ni un grupo de muchachos alegres y calaveras, que solían comer allí y alegrar la tertulia de Blanca, en la que Fernanda gozaba de una influencia suprema.
Transcurrido un mes, todos los habitantes del balneario sabían que la señora de Molínez estaba muy aliviada, y que, sin embargo, el doctor cada día pasaba más tiempo en su casa, con lo cual hallaron fundamento las suposiciones de los malévolos y ocupación las lenguas de los murmuradores. «Las enfermedades del corazón deben de ser contagiosas cuentan que dijo un chusco porque desde que llegó esa señora de Molínez el médico está muy grave.»
Conoció Babuco, puesto que era Escita y enviado por un genio, que si se detenia mas tiempo en Persepolis, le haria Teone olvidarse de Ituriel. Cogia cariño á la ciudad cuyos vecinos eran afables, corteses y benéficos, aunque murmuradores, insustanciales y vanidosos. Temia ya que fuese condenada Persepolis, y hasta temia la cuenta que á dar iba.
Revivió con esta incensada el amortiguado espíritu de don Simón, y en el acto se puso a contestar a sus amigos, dándoles las gracias y asegurándoles que en la ya próxima discusión de los presupuestos demostraría a sus murmuradores cuán leve era su adhesión al Ministerio, comparada con su amor al país que representaba. La segunda carta era de su apoderado.
Esto, en los oyentes desapasionados, y que asistían allí, más para recrear el alma con el poético entretenimiento, que para censurarle. Que los zánganos de la miel, que ellos no saben labrar, y hurtan á las artificiosas abejas, no pudieron dexar de hacer de las suyas, y con murmuradores cencerros picar en los deleitosos panales del ingenio.
Supe que ésta se hallaba de regreso en París, pero vivía muy retiradamente; cosa que los murmuradores explicaban con la mayor facilidad. ¿Acaso no eran conocidas de todos la traición y la muerte del duque Miguel?
15 a hacer juicio sobre todos, y a convencer a todos los impíos de entre ellos de todas sus malas obras que han hecho infielmente, y de todas las palabras duras que los pecadores infieles han hablado contra él. 16 Estos son murmuradores, querellosos, andando según sus deseos; y su boca habla cosas soberbias, teniendo en admiración las personas por causa del provecho.
Los dos días transcurridos desde que Leonora abandonó la ciudad, habían sido de tormentos para él. La gente comentando la huida de la cantante; escandalizándose de su inmenso equipaje que, agrandado por la imaginación de los murmuradores, llenaba no se sabía cuántos carros. Esto quien lo sabía bien era el barbero Cupido, que, cual de costumbre, había corrido con todo el servicio del equipaje.
Palabra del Dia
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