United States or Democratic Republic of the Congo ? Vote for the TOP Country of the Week !


Vivís en el número 24 de la calle de Murillo, y aquí tenéis el menú de vuestra comida de hoy. Me invitasteis hace dos meses, y acepté, tomándome la libertad de traeros unas quince personas más. Soy la proveedora de todo, hasta de los convidados. Pero tranquilizaos, a todos los conocéis, son nuestros amigos comunes... y desde esta noche podremos juzgar de los méritos de vuestro cocinero.

Viene de la Habana, y teniendo que permanecer pocos dias en Paris, hemos acordado visitar hoy el Panteon, y tomar luego una botella de cerveza en un café cantante de los Campos Elíseos. Para mañana queda aplazada la visita del Louvre, en donde podrémos admirar la sublime Asuncion de Murillo, que es el sueño dorado del brigadier, y que yo no dejo de desear.

Era una mujer hermosa en la vejez, como la Santa Ana de Murillo; y su belleza respetable habría sido perfecta, y la comparación con la madre de la Virgen exacta, si mi ama hubiera sido muda como una pintura. D. Alonso, algo acobardado, como de costumbre, siempre que la oía, le contestó: «Necesito ir, Paquita.

Más de cincuenta años de servicios; y en todo este tiempo, ni un día he dejado de bajar a Madrid... Yo he visto mucho; he visto al señor de Bravo Murillo traer las aguas a Madrid y saltar el Lozoya por primera vez en la antigua taza de la Puerta del Sol; he visto cómo la villa ha ido poco a poco ensanchándose y dándonos con el pie a los pobres para que nos fuéramos más lejos.

El haber sido el pintor sevillano Juan del Castillo maestro de artistas que tanto renombre y gloria alcanzaron, como Murillo, Zurbarán, Alonso Cano y Pedro de Moya, ha hecho que su nombre sea por esto citado más que por las obras que dejó á la posteridad, dignas de elogio, ciertamente, no pocas de ellas.

Las paredes se veían adornadas con cuadros, que eran estampas de asuntos religiosos; pero con el buen gusto, inaudito, raro, casi inverosímil en un lugar de Andalucía, de que dichas estampas no fuesen malas litografías francesas, sino grabados de nuestra Calcografía, como el Pasmo de Sicilia de Rafael, el San Ildefonso y la Virgen, la Concepción, el San Bernardo y los dos medios puntos de Murillo.

La perspicaz mujer vio el porvenir, oyó hablar del gran proyecto de Bravo Murillo, como de una cosa que ella había sentido en su alma. Por fin Madrid, dentro de algunos años, iba a tener raudales de agua distribuidos en las calles y plazas, y adquiriría la costumbre de lavarse, por lo menos, la cara y las manos. Lavadas estas partes, se lavaría después otras.

Pero siempre halláis la misma mujer exquisita, de fibra superior, de inmaterial belleza que directamente os habla al alma; más insinuante que fascinadora, más á lo Murillo que á lo Ticiano, más de Calderón que de Lope, más de Cleómenes que de Fidias.

Ora se siente uno atraido á la meditacion religiosa por esas vírgenes y esos santos de Murillo, llenos de uncion, de espíritu celeste, de majestad divina, como si el artista hubiese trabajado siempre al pié de los altares, despues de sus comuniones que precedian al comienzo de cada cuadro.

Para terminar: el pintor sevillano no llegó á escalar la región reservada á los genios; faltóle en primer lugar hondo sentimiento y espíritu para sus obras; pero fué un artista en conjunto bien digno de elogio por su obra general, y la dulce memoria que dejó como maestro de Zurbarán, de Alonso Cano, de Murillo y de tantos otros hará siempre que su nombre viva unido al de aquellos grandes hombres y la posteridad lo respete.