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Actualizado: 19 de junio de 2025
Moro sudaba de congoja temiendo no poder resistir hasta la vuelta del criado. Felizmente éste llegó a tiempo. En cuanto tuvo en su poder las anheladas barajas ya fue otro hombre.
Respóndeme a esto, que me tiene más suspenso y admirado que la misma desgracia en que me hallo''. »Todo lo que el moro decía a su hija nos lo declaraba el renegado, y ella no le respondía palabra.
Si el padre prior dijo lo contrario, le obligaron a ello, como lo obligaron a decir en la misa rey constitucional. ¡Bien podrá ser! dijo el hermano. No será judío prosiguió la anciana , pero será un moro o un turco que habrá naufragado en estas costas. Un pirata de Marruecos repuso el buen fraile ; ¡puede ser!
¡Ah! yo pudiera haceros un gran señor exclamó Velasco con las pupilas iluminadas por misterioso pensamiento. ¿A mí? Sí; pero temo no guardéis el secreto como importa. ¿Veisme acaso cara de moro? respondió Ramiro con enfado. Pues bajemos a la plaza e os lo diré.
Bailan en un café moro. Pasan las bailarinas de Java, con su casco de plumas. Salen de su teatro, vestidos de tigres, los cómicos cochinchinos.
Bien haya Cide Hamete Benengeli, que la historia de vuestras grandezas dejó escritas, y rebién haya el curioso que tuvo cuidado de hacerlas traducir de arábigo en nuestro vulgar castellano, para universal entretenimiento de las gentes. Hízole levantar don Quijote, y dijo: -Desa manera, ¿verdad es que hay historia mía, y que fue moro y sabio el que la compuso?
No era tan fácil como puede parecer seducir a Moro, aunque sólo fuese en la apariencia. Nada tenía de arisco; al contrario, gozaba justa fama de caballeroso y galante con las damas. Pero cuando las damas se hacían incompatibles con el billar o el tresillo no lo había más grosero y cerril en seis leguas a la redonda.
El mismo alcázar de Sevilla, más que moro, es mudejar, y honra más el buen gusto del caprichoso y popular tirano D. Pedro de Castilla, que la elegancia del rey poeta Almotamid, ó la magnificencia de su tremendo padre, que adornaba sus jardines y las puertas de su alcázar con las cortadas cabezas de sus enemigos.
A lo cual el renegado, sin aguardar que Zoraida le respondiese, le respondió: ''No te canses, señor, en preguntar a Zoraida, tu hija, tantas cosas, porque con una que yo te responda te satisfaré a todas; y así, quiero que sepas que ella es cristiana, y es la que ha sido la lima de nuestras cadenas y la libertad de nuestro cautiverio; ella va aquí de su voluntad, tan contenta, a lo que yo imagino, de verse en este estado, como el que sale de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida y de la pena a la gloria''. ¿Es verdad lo que éste dice, hija?, dijo el moro.
Don Rodrigo pasó por encima de la puerta tirando de él con cuerdas, prefiriendo esta incomodidad a la humillación de su noble depósito. A la mano izquierda están los grandes y alegres arrabales de San Roque y San Bernardo, con el jardín del rey, llamado así por haber sido de un rey moro llamado Benjoar.
Palabra del Dia
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