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Actualizado: 23 de junio de 2025
La palabra principal, se decía Bonis mordiéndose las uñas, es, según las retóricas y poéticas que yo he leído, la que debe terminar el verso; aquí lo más importante, sin duda, es el apellido del fundador y la obra pía: pues bien; para pía hay millares de consonantes, pero a Menéndez yo no se lo encuentro.
Y la de Esteven: ¡No me ha preguntado por Bernardino! ¡qué rencorosa es!... he de insistir en lo de nuestra ruina, porque viene a pechar... ya me ha echado una indirecta sobre la estancia. Vino Susana con Angelita, y ésta, desgreñada, mordiéndose las uñas, se paró delante de misia Casilda, con aire de pifia... Esta es Angelita dijo Susana risueña, presentándosela. Abraza a la tía Silda, Angelita.
Reforzáronse también los enemigos, y desplegando nueva línea con gente de reserva, avanzaron a la bayoneta, pujantes, aterradores, irresistibles. ¡Momento de incomparable horror! Figurábaseme ver a dos monstruos que se baten, mordiéndose con rabia, igualmente fuertes, y que hallan en sus heridas, en vez de cansancio y muerte, nueva cólera para seguir luchando.
Déjame solo con mi dolor.» Había asido una de las columnas de la cama y permanecía allí, con los ojos fijos en Marta, mordiéndose los labios. Después salió, como había venido, sin decir una palabra. Pasaron dos horas más en el silencio y la espera. Los vapores de fenol que se desprendían del plato colocado frente a mí, principiaban a darme dolor de cabeza.
De modo que tú encuentras que aquí la gente no es mala siguió diciendo Francisca con una recrudescencia de acritud. Pues se pasa la vida arañándose, mordiéndose, desgarrándose y devorándose. Hasta la vista, Francisca dije para cortar aquella inundación de invectivas... Sin el capitán Tronchet, no dirías todo eso... Puede ser respondió Francisca en un rasgo repentino de buen humor.
Luchaban unos con otros, cayendo y levantándose en revuelta confusión, mordiéndose, saltando y atropellando entre los movimientos de su horrible contienda á Batilo y al ratonero, que, revueltos entre las patas de los contendientes, recibían los ultrajes de todos.
A todo esto, la pobre desdeñada niña, que había estado observando a las otras durante su breve diálogo, mirando de reojo y mordiéndose las uñas, cuando las vió sentadas se dirigió hacia ellas paso a paso, con la cabeza gacha; y al estar a media vara de las desdeñosas, se dejó caer al suelo lentamente y se puso a deshojar las florecillas del césped, sin arrancarlas, flechando ojeadas de través de vez en cuando al grupo, y sorbiendo muy recio el aire con las narices.
Entonces la contrariada mujer, mordiéndose los labios de coraje, fijó maquinalmente su airada vista en los tres hijos que estaban á su lado, y dió un sopapo á cada uno. ¡Largo de aquí! les dijo con furor; y si queréis comer, dir á ganarlo. Después, excitada por la pelea y aturdida con el aguardiente que había bebido, se tendió en el suelo, mordiendo el polvo y mesándose las greñas.
Estaba tan horroroso, que su primo Miguel, compadeciéndole muy de veras, sintió unos deseos atroces de reír; los cuales, como es natural, trató de contener por cuantos medios estuvieron a su alcance, mordiéndose los labios, mirando hacia otro sitio, etc., etc.
Si alguien hubiera tenido entonces fija la vista en el rostro de Félix, le hubiera visto demudarse; pero nadie notó que aquel hombre frunciera un instante el entrecejo, mordiéndose los labios, como para no decir lo que desde el fondo de la conciencia les mandaba la dignidad ultrajada.
Palabra del Dia
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