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Actualizado: 7 de junio de 2025
En otros tiempos remotos, dolor de la gente mora, que de Granada recuerda la prepotencia y la gloria, aquella casa, hoy hundida, alcázar fué y noble joya de bravos Benimerines, noble linaje que goza por sus preclaras hazañas alto renombre en la historia.
Una voz grave, de entonaciones melancólicas, como la de una mora habituada a eterna clausura que canta para oídos invisibles tras las tupidas celosías: una voz que temblaba con litúrgica solemnidad, como si meciese el sueño de una religión misteriosa sólo de ella conocida.
»Y, puesto que a mí y a mis camaradas nos había parecido mejor lo de enviar por la barca a Mallorca, como la mora decía, no osamos contradecirle, temerosos que, si no hacíamos lo que él decía, nos había de descubrir y poner a peligro de perder las vidas, si descubriese el trato de Zoraida, por cuya vida diéramos todos las nuestras.
Salió al mundo de las letras por la "puerta grande", al obtener el primer premio en un concurso de cuentos para plumas femeninas . Cuatro años después mereció igual galardón en certamen organizado por la "Casa de España", de Manila, Dirigió la Sección femenina de "La Vanguardia", de la misma ciudad. Hace poco más de un año mora en la Península. Ha lanzado la paloma su quejido lastimero.
Entramos luego en consejo con el renegado, en qué orden se tendría para sacar a la mora y venirnos todos a tierra de cristianos, y, en fin, se acordó por entonces que esperásemos el aviso segundo de Zoraida, que así se llamaba la que ahora quiere llamarse María; porque bien vimos que ella, y no otra alguna era la que había de dar medio a todas aquellas dificultades.
21 Y él es el que muda los tiempos y las oportunidades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. 22 El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él.
Zara, señora mía, Digote que me he admirado, Mirando lo que ha pasado Tu altivez y fantasia: Ver, por cierto es gentil cosa Indigna de ser notada, De un cristiano enamorada Una mora tan hermosa; Y lo que mas llega al cabo Tu aficion tan sin medida Es de ver que estás rendida A un cristiano que es tu esclavo. Y monta que corresponde El galan á lo que quieres: Perdoname, fragil eres. Dónde vas?
Hacía rato que el cura no prestaba la menor atención al discurso de Pablo. El carruaje había entrado en una calle bastante larga y perfectamente recta. Al fin de esta calle el cura veía venir a un caballero a galope. Mirad dijo el cura a Pablo, mirad vos que tenéis mejores ojos que yo; ¿no es Juan el que viene allá? Sí, pues, es Juan, reconozco su yegua mora.
«Que ningun moro ni mora serán apremiados á ser cristianos contra su voluntad; y que si alguna doncella, ó casada, ó viuda, por razon de algunos amores se quisiere tornar cristiana, tampoco será recibida hasta ser interrogada.»
La misma noche, en que su esposa es engañada de esta manera, sale Meléndez para la guerra de Africa, enamorándose después de la mora Fátima, de quien se separa dejándola una prenda de su amor. Supónese que estos sucesos ocurren veinte años antes de empezar la comedia.
Palabra del Dia
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