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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Y para más ironía, Maud hablaba en francés con acento nasal: «Mes compliments, mon cher; tous mes compliments». ¡Pobre Mina!... Algunas veces, mientras hablaba Fernando con Mrs. Power, la había visto pasar cerca de ellos llevando de la mano a Karl. Fingía no conocerlos, torcía los ojos, pero se adivinaba en su gesto la amargura de la decepción.
Apostaba algo a que por la noche lo dormía en sus rodillas con acompañamiento de canciones y se preocupaba de cambiarle las ropas interiores. Con la irritante injusticia de que sólo es capaz el despecho feminil, burlábase también de Mina como cantante.
Mina quedó á pocos pasos, más curiosa que asustada, saboreando de antemano la gran corrección que iban á recibir los bandidos. «El rey de las praderas» terminaría la pelea en unos segundos.
Dinero tenía de sobra con los cinco mil duros ganados la noche antes, y la mina del tío Frasquito podía también muy fácilmente explotarse.
Luego aquellos hombres de boina colorada y ojos insolentes, agresivos que tropezaban por las trochas de los castañares les infundían miedo. Luego, y esto era lo principal, temían por sus hijos. La idea de que al padre le acomodase enviarlos á la mina y quedasen sepultados ó quemados dentro, como se decía que pasaba en otras partes, las hacía estremecer.
»En otra ocasión se denunció en este mismo término, y a la puerta de casa, algo que parecía buena mina de carbón de piedra: lo olieron unos ingleses y la compraron por poco dinero.
De estas cosas y otras que también dejo mencionadas, y algunas que mencionaré más adelante, ya le enteré a usted en su debido tiempo, así como del rumbo que gastaba el inglés principal, lo apegado que estaba a la villa, y lo muchísimo que la hubiera enseñado, si como se marchó a los dos años de haber venido, porque la mina les dio chasco, permanece entre nosotros dos años más siquiera; pero se lo vuelvo a referir a usted porque, en mi deseo de darle el cuadro completo, no quiero omitir en él ninguno de sus componentes principales, aunque ya le sean conocidos.
Un ayuda de cámara irlandés se encargaba de contestar, imitando su firma, los centenares de cartas femeniles que llegaban semanalmente de todos los extremos del planeta pidiendo á Gould un autógrafo sentimental. Mina vió su casa, elegante edificio de madera, verde y blanco, entre jardines siempre primaverales.
No deja de haber en esto una mina abundante, que á su debido tiempo será explotada cual conviene. Cotejo entre el orgullo y la vanidad.
Preguntáronle a Julio César, aquel valeroso emperador romano, cuál era la mejor muerte; respondió que la impensada, la de repente y no prevista; y, aunque respondió como gentil y ajeno del conocimiento del verdadero Dios, con todo eso, dijo bien, para ahorrarse del sentimiento humano; que, puesto caso que os maten en la primera facción y refriega, o ya de un tiro de artillería, o volado de una mina, ¿qué importa?
Palabra del Dia
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