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Acudan presto los médicos y los astrólogos; lloren las hijas, mesen sus cabellos Tarúb y Kalam , Ashifá y las concubinas , las esclavas y los eunucos; enmudezcan Algazzal y Ben Xamrí y todos los cortesanos y maulis lisonjeros; abandone Zaryab su laud enriquecido, y olvide por ahora sus entretenidas aventuras... ¡Paso al cadáver del Amir, conducido al sepulcro mientras consumen las hogueras los restos de sus cuatro últimos mártires !

-Eso no será nunca mientras yo viva, exclamó D. Carlos con grandes bríos. Tratemos de impedirlo continuó con calma D. Fadrique. Yo le ayudaré á V. cuanto pueda, y repito que algo puedo; pero toda la energía de usted y toda la prudencia que yo emplee serán inútiles si desoye V. mis advertencias y consejos. Ya he dicho á V. que deseo seguirlos.

La emoción de Margarita es extraordinaria, pero no suficiente para arrancarla de sus antiguos hábitos. Selio, mientras tanto, uno de sus adoradores, que ha dado muerte á otro, se ha refugiado en un convento.

Ya saben ustedes que la columna mandada por Collingwood se dirigió a combatir la retaguardia, mientras Nelson marchó contra el centro.

Sucedíanse las preguntas y respuestas como los golpes de incansables espadas sobre fuertes escudos. Por fin, aplacóse un tanto Colás, mientras su compañero siguió perorando, triunfante y engreído. ¡Ah, ladrón! gritó de pronto. ¡Te has comido mis arenques! Y muy ricos que estaban, contestó Colás con sorna.

Y mientras le daba con palabras confusas las gracias, llegaba el carruaje ante la pequeña estación casi perdida en medio de los bosques. Ambos saltaron a tierra y en aquel mismo instante la campana anunció la llegada del tren, resonando dolorosamente sus metálicas vibraciones en el corazón del inspector general.

Germán aceptaba inmediatamente, y estaba dispuesto a convertirse en diligencia si Ana aceptaba el cargo de mula, o viceversa. No era eso. La niña quería ir a tierra de moros de verdad, a matar infieles o a convertirlos, como Germán quisiera. Germán prefería matarlos; y dicho y hecho se metían en la barca, mientras el barquero dormía a la sombra de un cobertizo en la orilla.

Perla, cuya actividad de espíritu jamás flaqueaba, no había carecido de distracciones mientras su madre hablaba con el anciano herbolario.

Bellísimos adornos, también de yeso, guarnecían los vanos de puertas y ventanas: los primeros en forma de arrabáa, haciéndose extensivos á las enjutas, en cuyos centros lucían escudos familiares ó áureas con cabezas de damas y guerreros, mientras que en las segundas aparecen adornadas en forma de marco.

Es decir que, mientras públicamente seguía afectando desprecio hacia las fuerzas de tierra, cuando hablaba con el novio de su hija o entre militares, lo hacía con agasajo, les preguntaba con interés por su carrera, lo mismo que si prestasen servicios en cualquier oficina civil del Estado.