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Actualizado: 5 de junio de 2025


Traía la cabeza descubierta, y, aunque pasó con la ligereza que se ha dicho, todas estas menudencias miró y notó el Caballero de la Triste Figura; y, aunque lo procuró, no pudo seguille, porque no era dado a la debilidad de Rocinante andar por aquellas asperezas, y más siendo él de suyo pisacorto y flemático.

Pero como todo anda trocado le tocó esa mula rezona de Carolina... ¡Todo al revés! ¿Qué mujer de mérito no se empequeñece y anula al lado de este poquita-cosa de Bringas, que no ve más que menudencias, y es incapaz de hacer una brillante carrera y de calzarse una posición ilustre?... Ya, ¿qué se puede esperar de un hombre que, cuando le ofrecen un gobierno, en vez de saltar de gozo se pone a dar suspiros y a decir: «más que el bastón me gustan mis herramientas?...» ¡Oh, Pez, aquel que es hombre!

Se guardó muy bien D. Acisclo, aunque palurdo, de referir a doña Luz, en todas sus cínicas menudencias, el resultado de sus investigaciones; pero no quiso ocultarle que las había hecho, y, lleno de júbilo, se complació en declarar a doña Luz que casi había venido a averiguar que D. Jaime era un dechado de virtudes. Llegó, por fin, el día en que se celebró la boda sin el menor aparato.

Desensillaron los pingos y se sentaron en rueda, refiriéndose entre infinitas menudencias porque tiene muchos cuentos y muchos hijos la ausiencia.

Otras algunas menudencias había que advertir, pero todas son de poca importancia y que no hacen al caso a la verdadera relación de la historia; que ninguna es mala como sea verdadera.

Yo, que sentía la comezón de todos los que aman por explayarme y narrar las menudencias de mis amores, respondí sonriendo: Pues ... creo que lo estoy un poco. Una mijita, ¿eh? ¿Ve uté como a no se me escapa nada? exclamó, rebosando de alegría y triunfo, como si hubiera descubierto un tesoro escondido.

A esto le respondió el cura que no sólo no se cansaban en oírle, sino que les daba mucho gusto las menudencias que contaba, por ser tales, que merecían no pasarse en silencio, y la mesma atención que lo principal del cuento.

También había lo que ella llamaba papel de encaje, que son las hojuelas estampadas que cubren las cajas de tabacos. Aquello era de los cigarros de Agustín, y se lo había dado Felipe. No contaré los papelillos de agujas vacíos, los guantes viejos, los tornillos, las flores de trapo, los pitos de San Isidro, los muñequillos, restos de un nacimiento, las mil menudencias allí hacinadas.

Necesito detenerme en Madrid algunos días para arreglar ciertos asuntos. A Valencia llegaré el diez del que viene. ¿Vas a algún regimiento? Al primero montado. ¡Ah! Y guardaron silencio. La tristeza les dominaba a todos, asfixiando la conversación, que otras veces solía ser muy animada, aunque versara sobre menudencias domésticas. Don Mariano la entabló de nuevo en tono triste y distraído.

También que le he visto a usted tres o cuatro veces en la calle de Angulema bajo las ventanas de Antoñita, y en vista de todo, esto, que le hace aparecer culpable cuando menos de ligereza, vengo a pedirle cuenta de su conducta. Querido amigo: ya tenía yo ganas de verte para que hablásemos precisamente de esas menudencias.

Palabra del Dia

vorsado

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