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Actualizado: 5 de junio de 2025
Había días de compras grandes y otros de menudencias; pero días sin comprar no los hubo nunca. A falta de cosa mayor, la viciosa no entraba nunca en su casa sin el par de guantes, el imperdible, los polvos para limpiar metales, el paquete de horquillas o cualquier chuchería de los bazares de todo a real.
El arroz también ofrece mucha cuenta, en construyendo ingenios para limpiarlo, y una infinidad de menudencias que ayudarían al aumento del comercio, ocupaciones y utilidades de los indios. El cultivo y beneficio del tabaco, así el negro como el que llaman colorado, ofrece en estos pueblos crecidísimas ventajas.
Mientras los unos persistían en el tema, aunque con ciertos rodeos y miramientos, y el otro escurría el bulto, como decirse suele, una mocetona preparaba al fuego un perol de sopas de ajo, media arroba de lomo y otras menudencias por el estilo, que siempre abundaban en casa de don Recaredo.
Veámosla por la parte económica, que es por lo que más se recomienda la vida del campo. Por no reventar con tanto y tan especial menjurje, he tenido que proveerme por mi cuenta de la ciudad; y como está muy lejos, entre propios, carros y otras menudencias, lo que aquí he comido, muy mal sazonado, me cuesta triple que mi alimento ordinario y relativamente exquisito de Madrid.
Tornar don Quintín los cincuenta pesos y correr a casa de Carola todo fue uno; treinta regaló a su querida, regiamente, de un golpe; con un billete de veinte, ocultándolo en el forro del hongo, se quedó él para satisfacción de atrasos y menudencias.
Cuando el corsé me enoja no le llevo, y nada, absolutamente nada, se humilla falto de sostén y baja de su sitio: todo permanece firme como el mármol y el bronce. Perdona que entre en estas menudencias. Mi presunción tiene alguna disculpa por lo no comunes que son las cualidades de que me jacto.
Dia 16 y 17. Puesto en marcha al aclarar el dia, dimos á las diez de él con las tolderias que dijimos el dia antecedente, y en ellas conocimos hacer poco rato se habian huido sus habitantes, pues encontramos en ellas varias menudencias, sacos de sal y ponchos á medio tejer: y habiéndose aprovechado de estos despojos la gente, les hice dar fuego á aquellas y seguí la marcha hasta el Arroyo Bullinco, que dista cuatro leguas, y de allí hasta el parage Minchemelinqué, que dista tres leguas: es de muchas aguas y pastos.
De lo que había pasado en la excursión del día de San Francisco de Asís y en otras sucesivas procuró De Pas enterarse en las conversaciones que tuvo con su amiga fuera de la Iglesia; dentro del cajón sagrado no había modo decoroso de preguntar ciertas menudencias a una mujer como Anita. La Regenta agradecía al Magistral su prudencia, su discreción.
Los que no sois aficionados, siempre empleáis los mismos argumentos, ¡los caballos!... ¡las tripas!... Si atendieseis a la lidia, no repararíais en esas menudencias... pero, ¡claro está! no sabéis lo que está pasando, no os ocupáis de estudiar el toro, os aburrís, y vais a mirar allá al otro extremo de la plaza a ver si a algún caballo se le ha salido el mondongo... Y en último resultado, ¿qué? ¡No parece más que no habéis visto nunca las tripas de un animal! ¿No os coméis todos los días el chorizo en el cocido?
Pues que si se le ofrece a usted algo no estando yo aquí, avise a D. Plácido, al cual se ha encargado que se ponga a las órdenes de usted si lo necesitara». Claro dijo Fortunata rebosando de orgullo inocente ; como que Plácido es todo de la casa, y desde chiquito no hace más que llevar recados de los señores, y servirles en mil menudencias.
Palabra del Dia
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