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Actualizado: 22 de junio de 2025


Pero siguiendo adelante los demas, declararon unánimes, que despues de reconocido el pedregal y riachuelo, no habiendo ya montaña que romper, subieron al volcan de Purarauque, que se forma de pampa de piedra menuda, quemada como escória, y subiendo hasta la mitad de su altura, ya tocando la nieve, hicieron alto para pasar la noche.

En ella se confesaba perdidamente enamorado: «una pasión de niño que el tiempo no había hecho más que trasformar y fortalecerla amaba, valiéndose de la expresión de Víctor Hugo, como un gusano ama a una estrella; la impresión que su belleza, su angelical bondad y la dulzura de su carácter, habían hecho en su corazón de niño, no había podido borrarse: «era su primer sueño de amorPara decir esto, en resumen, había empleado dos pliegos de letra menuda.

Ni a Rosa ni a Ángela logró echar la vista encima. A quien vio únicamente entre la gente menuda fue a Rafael, el cual, sin saber por qué, le pareció más simpático que otras veces. La remota semejanza con Rosa quizá fuese parte a ello.

Después añadió, designando el último talonario con cierto desprecio: Estas blancas sólo valen dos reales. Son para ver los gigantones y las campanas. Se venden muchas entre la gente menuda que viene a la catedral en días de fiesta. ¿Querrás creer que aún hay judíos que protestan y dicen que esto es un robo?

La pobre Laura, con su figurilla menuda y agraciada, con sus manos y mejillas de clavel, los ojos claros y húmedos, los labios rojos y sonrientes, y sobre todo, con las palabras amables que dulcemente fluían de ellos sin compostura, no era á propósito para inspirar temor á nadie. Pero la dama orgullosa y severa se había quedado por allá.

Y Batiste seguía pensando en su campo, sentado ante la mesilla enana, rodeado de toda su familia menuda, que á la luz del candil miraba con avaricia una cazuela humeante de bacalao con patatas. La mujer todavía suspiraba pensando en la multa, y establecía sin duda comparaciones entre la cantidad fabulosa que iban á arrancarle y el desahogo con que toda la familia movía sus mandíbulas.

Hacía un día frío; tomamos la carretera y fuimos marchando por la costa, azotados por una lluvia menuda. Allen y Ugarte no querían hablarse. Para no tener relación el uno con el otro, Ugarte me hablaba en castellano y Allen en inglés. ¡Que por un canalla miserable tengamos que andar así! murmuraba Allen, entre dientes.

Del primer resoplido, al morder el helado, fué éste con la copa hasta la mesa inmediata; y como el que ha tragado polvos de salbadera, Seturas escupía, se sonaba las narices y gritaba pidiendo agua, empeñado el iluso en que aquello abrasaba; y, por último, comenzó á estornudar ... ¡pero de qué modo!: cada estornudo era un cañonazo bajo los relucientes techos del café, acompañando á cada explosión una lluvia menuda que fué la delicia de los inmediatos parroquianos, durante las quince ó veinte veces que las mucosas de don Silvestre le dijeron «agua va». El estrépito duró un par de minutos.

En línea recta se extendía la pequeña pared del convento; y en su extremo una puertecilla estrecha, que servía de ingreso al claustro, estaba completamente obstruida por un regular gentío que hormigueaba allí en formas oscuras y movedizas, acompañadas de un rumor sordo o gruñido chillón, como de plebe menuda que se impacienta. Eran los pobres que esperaban la sopa boba.

Comparados nuestros veinte millones de años ya cumplidos, más otros veinte millones que por lo menos durará aún la primavera de este planeta, con otras primaveras y años máximos de otros planetas y de otros más grandes sistemas solares, tal vez parezca más breve dicha primavera que la ordinaria y menuda del año vulgar, que sólo dura tres meses.

Palabra del Dia

rigoleto

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