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Actualizado: 14 de noviembre de 2025


Un hijo no riñe a su madre. Pero la mata a disgustos; la compromete, compromete la casa... la fortuna, la honra... la posición... todo... por una... por una.... ¿Dónde ha comido usted? Era inútil mentir, además de ser vergonzoso. Su madre lo sabía todo de fijo. El Chato se lo habría contado. El Chato que le habría visto apearse de la carretela en el Espolón.

Creo inútil firmarCristeta pensó: «¡Qué lacónico y qué escamado! Lo que él quiere es visita, entrevista para empezar a mentir, ponerse cariñoso y volverme loca. No, pues todavía noLlegado el día de la segunda cita entre Julia y don Juan, éste acudió primero.

Yo no te entiendo dijo con renovada vehemencia . ¿No era amor, no era amor lo que mostrabas en el camino y en Bayona? ¿No es amor venir aquí hoy... sola... por verme? ¡Oh! no puedes defenderte.... Urdirás mil sofismas, idearás mil sutilezas, pero.... ¡ello se ve! Mientes si lo niegas, ¿sabes? No creí que en tu inocencia cupiese el mentir. Alzó la frente Lucía.

Señor Nones, usted es un hombre honrado. Augusto lo ha dicho. Usted no es capaz de fingir, ni de mentir, ni de engañar. Júreme usted por Dios, por su madre, por sus hijos, que no cree en mi derecho; jureme usted que lo que dice es verdad, y entonces quizás pueda yo empezar a acostumbrarme a esta idea... ¡Jurar! Eso es anticuado.

Volvime hacia De-Hinchú, que las estaba contemplando tranquilamente satisfecho y le pedí una aclaración. Señaló a mis ojos espantados un saco de correos, vacío en un rincón, y dijo: Cartero dice siempre: ¡No hay cartas, John, no hay cartas, John! ¡Cartero mucho mentir! Cartero ser inútil. ¡Yo anoche tomar saco de cartas, todo igual!

No era fácil convencer a mi orgullosa abuela de que no tenía precisamente una gran trascendencia para el mundo el que un Aguirre apareciera o no apareciera en Lúzaro en el siglo xv. A doña Celestina le parecía todo cuanto se refiriese a los Aguirres de una capital importancia, y no sentía ningún escrúpulo en mentir, si era para mayor gloria de su familia.

Pues los «hombres» contestó el joven con cierta timidez, como si le repugnase mentir creen que esto marcha bien y que muy pronto vendrá «la nuestra». Lo mismo digo yo. Y tras esta afirmación enérgica, que rebosaba fe, el empleado miró con cierta envidia a aquel joven de mísera facha, que podía tratarse de igual a igual con los «hombres».

400 Tanto el pobre como el rico la razón me la han de dar; y si llegan a escuchar lo que esplicaré a mi modo, digo que no han de rair todos: algunos han de llorar. 401 Mucho tiene que contar el que tuvo que sufrir, y empezaré por pedir no duden de cuanto digo; pues debe creerse al testigo si no pagan por mentir.

No es eso... ¡cada que me acuerdo!... ¡Mire que me he reído!... le hablaba al caballo, ¿sabe? ¡como a un cristiano! ¡y le hablaba en su lengua!... ¡fíjese!... ¡qué le iba a entender! Ahora se distingue a Melchor. ¿Ha visto, don Ricardo?... ¡Si yo no mentir! ¿Qué bien viene, eh? ¡Ha de venir contento!... Si don Melchor es así... en haciendo el bien...

Sus padres han sido muy buenos con nosotros. ¿Verdad que irás? Tía: ¿para qué he de mentir? No. ¿Por qué, dime, por qué? ¿Han tenido ustedes algún disgusto? No, tía; pero no es decoroso que yo le busque, cuando él se muestra conmigo desdeñoso y frío.

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