Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de julio de 2025
Vaya á quien vaya, merézcale ó no, tenga derecho ó no le tenga aquel á quien un bien se destina, son cosas que importan poco ante la superior consideración de que ese bien me consta que no es mío y de que sólo le gozo por engaño, por delito y por mentir.
Si le preguntaba por la señora, estaba dispuesta a mentir, a decir que había subido al segundo piso, a los desvanes, donde quiera, a tal o cual tarea doméstica; iba preparada a ocultar la visita del Magistral sin que nadie se lo hubiera mandado; pero creía llegado el caso de adelantarse a los deseos del ama y de su amigo don Fermín. «¿No le habían hecho llevar cartas sin necesidad de que lo supiera don Víctor? ¿Pues qué necesidad había de que supiera que llevaban más de una hora de palique en el cenador, y a obscuras?».
Pero ahora ya no quería mentir; estaba enamorada de su Jules, enamorada frenética, con celos de fiera al ver que se lo disputaban otras más jóvenes; y para atraérselo para siempre, legalizando su situación, no vacilaba en atropellar al amante rico, en destrozarle el alma con su cínica franqueza.
Pero ¡ay! aquella mujer de carácter doble é inexplicable era invencible. De sus crueldades, hacía un mérito. Manteniendo en el millonario la ilusión de la paternidad, podía seguir explotándolo. Así se lo había aconsejado su amante. Pero ella era una buena muchacha y no quería mentir cuando llegaba la hora de las explicaciones.
Además, era demasiado inteligente para seguir los vicios ordinarios chinos de robar, o de mentir mecánicamente. Sea cual fuere la doctrina que practicase, no tenía otro guía que su razón. Opino que no le faltaba sensibilidad, aunque era casi imposible alcanzar de él expresión alguna que la diera a conocer, y debo confesar en conciencia, que tenía apego a los que eran buenos para con él.
Así es que, si en el reglamento de censura se prohíbe hablar contra la religión, contra las autoridades, contra los gobiernos y los soberanos extranjeros, y contra otra porción de materias, es porque se ha presumido con mucha razón que era imposible hablar mal de esas cosas, diciendo verdad. Y para mentir más vale no escribir. Todo esto es claro; es más que claro, casi es justo.
Déjemelo usted, don Julián... suplicó ella . ¡Qué guapo!, ¡qué pelo!, ¡qué ojos! ¿De quién es esta criatura? Nunca el timorato capellán sintió tantas ganas de mentir. No atinó, sin embargo. Creo... tartamudeó atragantándose , creo que... de Sabel, la que guisa estos días. ¿De la criada? Pero.... ¿está casada esa chica? Creció la turbación de Julián.
V., en cambio, me tendrá al corriente de todo. ¿Es verdad que me lo dirá V. todo? Sí, dijo el Comendador teniendo que mentir por segunda vez. Luego prosiguió: Lucía, tú has dicho una cosa que me interesa. ¿Qué clase de amoríos das á entender que hubo ó hay entre D. Casimiro y esa bella Nicolasa? Nada, tío... ¿No lo he dicho ya? Fueron antes del noviazgo con Clarita.
Con todo eso, yo le satisfice de mi persona lo mejor que mentir supe, diciendo mis bienes y callando lo demás, porque me parescía no ser para en cámara. Esto hecho, estuvo ansí un poco, y yo luego vi mala señal por ser ya casi las dos y no le ver más aliento de comer que a un muerto.
Allá, en las intimidades secretas de su casa, cuando no había de trascender al público, escatimaba, regateaba, sustraía de una cuenta cualquier cantidad por insignificante que fuese; no tenía inconveniente en mentir descaradamente para escamotear a un comerciante algunas pesetas.
Palabra del Dia
Otros Mirando