Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de noviembre de 2025
Nucha, con andar automático, salió del retrete formado por el biombo y se acercó a la ventana, haciendo seña a Julián de que la siguiese. Y, demudados ambos, se contemplaron algunos minutos silenciosamente, ella preguntando con imperiosa ojeada, él resuelto ya a engañar, a mentir.
Pues soy el padre de Conchita, de esa que se llama en el cartel la Franchetti, de la que aplauden con tanto entusiasmo los imbéciles. ¡Qué tal!... ¿Les parece raro que silbe?... También yo he leído los periódicos; ¡qué modo de mentir! «La hija amantísima...» «El padre querido y feliz...» ¡Mentira, todo mentira! Mi hija ya no es mi hija, es un culebrón, y ese italiano un granuja.
Vives engañado; dices que me amas, y no mientes, no, porque eres incapaz de mentir.... Dices que me amas, y, ciertamente, tu corazón es mío, y a toda hora piensas en mí. Pero no es Linilla, la pobre Linilla, la huérfana recogida en un mesón por un sacerdote caritativo, la niña infeliz fruto de amores que el cielo no bendijo, la que será tu esposa. Te conozco, Rorró.
Ahora bien; el Conde ni estaba enamorado, ni pensaba en casarse con nadie, ni mucho menos con Inesita: sólo aspiraba a pasar el rato; pero el Conde tenía también su moral, y no había rato, por bueno que fuese, que mereciera que él se rebajase hasta mentir y engañar a una pobre chica, haciéndola creer que podría casarse con ella.
Además y esto era lo principal para Juanito , la viuda, dedicada en absoluto a sus hijos, buscando por caminos engañosos asegurar su porvenir, no había dado motivo a la más leve murmuración. Tratándose de dinero, era capaz de mentir y hasta de estafar, tomando préstamos sobre fincas vendidas muchos años antes; pero su virtud de mujer aparecía intachable.
¿Me has conocido mentirosa? No sé qué tiene esta casa y todos los que la viven. Me parece que en esta morada del disimulo y la mentira, ninguna cosa es como aparece. Mienten los que aquí moran; mienten los que aquí viven, y hasta yo he necesitado mentir para que me admitieran. Esta atmósfera está formada de falsedad y engaño.
El futuro suegro de mi amita, D. José María Malespina, que no tenía parentesco con el célebre marino del mismo apellido, era coronel de Artillería retirado, y cifraba todo su orgullo en conocer a fondo aquella terrible arma y manejarla como nadie. Tratando de este asunto era como más lucía su imaginación y gran desparpajo para mentir.
Las de Relimpio le preguntaron que dónde iba. «Voy en busca de mi tía» repuso ella. Y bajando la escalera decía para sí: «He tenido que mentir.
Aquel día y aquella noche caminaron sin sucederles cosa digna de contarse, si no fue que en ella acabó Sancho su tarea, de que quedó don Quijote contento sobremodo, y esperaba el día, por ver si en el camino topaba ya desencantada a Dulcinea su señora; y, siguiendo su camino, no topaba mujer ninguna que no iba a reconocer si era Dulcinea del Toboso, teniendo por infalible no poder mentir las promesas de Merlín.
Tenía además un estilo de preguntar, afirmando ya lo mismo de que anhelaba cerciorarse, que hacía ineficaz la doctrina del P. Jacinto de callar la verdad sin decir la mentira. Ó había que mentir ó había que declarar: no quedaba término medio. Tío dijo Lucía apenas le vió á solas, V. ha estado en Villabermeja. Sí... he estado.
Palabra del Dia
Otros Mirando