Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 14 de julio de 2025
Más adelante jarcierías y almacenes de pasturas; ancho portal en que pernoctaban unos arrieros, y cerca del cual ardía una fogata; luego, la calle anchísima.... Allí más animación, más vida; gentes que iban y venían; el alumbrado público, faroles con lámparas de petróleo, que solo servían para dejar que se viese la obscuridad; jinetes que volvían de las haciendas y de los pueblos cercanos; un almacén de ultramarinos, EL PUERTO DE VIGO, iluminado profusamente, centelleando en las botellas, en los frascos y en las latas de sardinas el reflejo de los quinqués; una botica soñolienta, hipnotizada por sus reverberos y sus aguas de colores, la botica de don Procopio Meconio; delante del mostrador un marchante en espera; detrás un mancebo que hacía píldoras, y en la puerta el dueño, de charla con un amigo.
Charló conmigo unos cuantos minutos, y luego me dijo, poniendo su mano en mi cabeza: Ya ves, tengo muchos marchantes... y ya lo sabes: el que tenga tienda que la atienda.... Allá te veré.... Esta noche iré a cenar contigo. Vete a pasear... diviértete, que bastante habrás trabajado desde que te fuiste.... Al pasar frente a la botica de Meconio oí que me llamaban.
El mejor día, luego que me deje el reuma, le largo un artículo morrocotudo, en latín, en latín crespo y ciceroniano, y entonces ya veremos, ya veremos si es capaz de entender una palabra... ¡una sola! ¡Y el otro! ¡otro que bien baila! ¿Ocaña, Jacinto Ocaña, el que vino de Pluviosilla tan sabio como un guardacantón, y que ahora regenta la «Escuela del Cura?» Este no habla mal de mí en los mentideros, ni me insulta en los periódicas, ni se burla de mis canas en la botica de Meconio, no; pero un día, en «El Puerto de Vigo», en la tienda de mi compadre don Venancio, cuando ya se acercaban los exámenes, dijo que no quería que yo fuese de sinodal a su escuela porque mi método es «anacrónico». ¿De dónde habrá sacado la palabreja?
¡Reguapa! ¡Linda como un sol! Eduardo se perece por ella. Entonces, ¿quién es el pretendiente de Angelina? ¡Adivina! ¿Jacinto Ocaña? ¡Dios nos libre! ¿Agustín Venegas? ¡Jesús me valga! ¿No te digo que es amigo tuyo?.... ¿Ricardo Tejeda? ¡El mismo que viste y calza! ¡No es rival temible! dije para mí. A veces iba yo a charlar en la botica de don Procopio Meconio.
Por eso te decía yo que Gabrielita.... Sí, tía, sí; tiene usted razón; pero, créame usted: si algún día pienso en casarme, no consultaré más que a mi corazón. Charlé media hora en la botica de Meconio. Allí estaban los pedagogos, el P. Solís y don Crisanto. Adentro, como de costumbre, se tributaba culto a Birján.
Palabra del Dia
Otros Mirando