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Actualizado: 22 de julio de 2025


Madariaga le interrumpió, fatigado de tanta grandeza. «Mentiras... macanas... aire.» ¡Hablarle á él de noblezas de gringos!... Había salido muy joven de Europa para sumirse en las revueltas democracias de América, y aunque la nobleza le parecía algo anacrónico é incomprensible, se imaginaba que la única auténtica y respetable era la de su país.

La democracia, la República, todas aquellas cosas que le hacían sonreir antes, como algo pasajero y anacrónico privado de fuerza, eran mucho en el mundo y tal vez acabasen por apoderarse de su dirección. Hasta él mismo experimentaba su influencia irresistible.

La filosofía de D. Fadrique era el sensualismo de Condillac, que él consideraba como el non plus ultra de la especulación humana. En cuanto á la política, nuestro D. Fadrique era un liberal anacrónico en España. Por los años de 1783, cuando vió morir á Tupac-Amaru, era casi como un radical de ahora. Todo esto se encadenaba y se fundaba en una teodicea algo confusa y somera, pero común entonces.

Y no es esto negar que la ciencia, la doctrina, la afirmación, despojada del símbolo inútil, sobrepuesto y anacrónico, no puede tenerlos.

El mejor día, luego que me deje el reuma, le largo un artículo morrocotudo, en latín, en latín crespo y ciceroniano, y entonces ya veremos, ya veremos si es capaz de entender una palabra... ¡una sola! ¡Y el otro! ¡otro que bien baila! ¿Ocaña, Jacinto Ocaña, el que vino de Pluviosilla tan sabio como un guardacantón, y que ahora regenta la «Escuela del CuraEste no habla mal de en los mentideros, ni me insulta en los periódicas, ni se burla de mis canas en la botica de Meconio, no; pero un día, en «El Puerto de Vigo», en la tienda de mi compadre don Venancio, cuando ya se acercaban los exámenes, dijo que no quería que yo fuese de sinodal a su escuela porque mi método es «anacrónico». ¿De dónde habrá sacado la palabreja?

Ello es que ambos salimos muy agradablemente de aquel a modo de apuro, trocándose de súbito nuestra amistad y nuestro conato de amor anacrónico en el santo y puro afecto de un padre y de una hija. ¡Padre mío! dije yo y eché al Barón los brazos al cuello. Después de esta dulcísima expansión, llamé a Madame Duval para que nos hiciese compañía.

Año cuarto, 1410, cap. II, cap. Es anacrónico presentar a Narváez como alcaide de Alora, según hace la novela, pues aquella villa no fué conquistada hasta la última guerra de Granada. Este detalle induce al señor Menéndez y Pelayo a creer que la historia primitiva del Abencerraje, si es del siglo XV, no será anterior a los Reyes Católicos, l. c., pág.

Yo no comprendo que puedan gustar frases, ni períodos, por sonoros, dulces o enérgicos que sean, si no tienen sentido, o si de sentido se prescinde por anacrónico, enojoso o pueril.

Palabra del Dia

godella

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