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Actualizado: 20 de julio de 2025


Pero allá hay presidios dijo uno . Allá hay policías. No serán más bravos que los seviles y los carabineros de nuestra tierra contestó el Morenito con arrogancia . Yo lo que es eso... ¡Bah! ¡Me los como! Pero los indios no se dejarán zurrar así como así arguyó otro. Deben ser gente brava... gente salvaje. A ésos dijo el matón despectivamente , a ésos también me los como.

Volvió la cabeza, vio a Tablas con aires de capitán matón, armado de pistolas y cuchillo.... Entonces el hombre se sobrepuso bruscamente al asceta. Dentro de Gracián estalló una mina de indignación. No supo lo que hacía, y sus fuerzas hercúleas asumieron todas sus facultades, oscureciendo al filósofo, al místico, al clérigo, para revelar el gigante.

El matón no era el Ferrer: era él, señor de la torre, descendiente de tantos varones ilustres y orgulloso de su origen. La vergüenza le hizo tímido, sumiéndolo en torpe confusión. No sabía cómo irse ni por dónde escapar.

Invitamos a algunas muchachas de aire equívoco a tomar algo en los cafés y tabernas; pero al vernos borrachos huían. Aburridos, cansados, dimos con nuestros cuerpos en una tienda de montañés próxima a la Puerta del Mar. Aquella noche hice yo un gasto de cólera y de rabia inútil. Al entrar en la taberna vi a un hombre moreno, mal encarado, que me miraba de una manera aviesa. Debía de ser un matón.

¡Granuja! rugió el matón, al mismo tiempo que caía una de sus manos sobre la cara de Batiste, sonando una terrible bofetada. Como animado por tal agresión, todo el corro se lanzó contra el odiado intruso; pero encima de la línea de cabezas empezó á moverse un brazo nervudo empuñando un taburete con asiento de esparto, el mismo tal vez en que estuvo hasta poco antes Pimentó.

Y callaba igualmente su pelea con el amo, después de salvar a Mari-Cruz; la franqueza con que le había censurado y el arrebato de don Luis queriendo abofetearle, como si fuese un matón de su comitiva.

Bien podía ver aquel matón que venía a buscarlo en la soledad del monte, en su propia vivienda; bien podía convencerse de que no le tenía miedo. Y para demostrar mejor su serenidad, sacó la petaca de la faja y se puso a liar un cigarro. El martillo había vuelto a reanudar su tintineo sobre el metal.

Iba yo á verle, por si se apaciguaba con el pobre N. que está preso en la alcaldía ... ¿Preso?.... señores; me ha venido llorando su mujer; dice que se ha excedido de palabras, y que el alcalde le ha arrestado. Como ya saben Vds. que es tan maton!.... ¿Y no ha salido mas al campo desde que habló esta mañana con el difunto en la calle?

Se levantaba con la escopeta preparada y abría una reja... Pero era su hijo, su Fermín, sin sombrero, con las manos manchadas de sangre y un rasguño en la cara, como si hubiese luchado con mucha gente. Las palabras fueron pocas. Había matado al señorito Luis, y después se había abierto paso hiriendo al matón que le acompañaba. Aquel rasguño insignificante era un testimonio de la pelea.

¿Quién agoniza por aquí? Lanzó el matón una rápida mirada de soslayo al hombre que estaba en el poyo. ¡Ah! dijo Quevedo siguiendo también de soslayo aquella mirada . ¿Y quién es él? ¡Bah, don Francisco! por mucho que yo os deba, también debo mucho á don Rodrigo y... Sonó Quevedo algunas monedas en el bolsillo, y el matón cambió de tono.

Palabra del Dia

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