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Actualizado: 7 de junio de 2025


Componíase la vivienda de dos piezas separadas por una estera pendiente del techo: a un lado la cocina, a otro la sala, que también era alcoba o gabinete, con piso de tierra bien apisonado, paredes blancas, no tan sucias como otras del mismo caserón o humana madriguera. Una silla era el único mueble, pues la cama consistía en un jergón y mantas pardas, arrimado todo a un ángulo.

No estaba el hablador en la cama sino en un sillón, porque el lecho le hastiaba, y la mitad inferior de su cuerpo no se veía porque estaba liado como las momias, y envuelto en mantas y trapos diferentes. Cubría su cabeza, orejas inclusive, el gorro negro de punto que usaba dentro de la iglesia.

Entre la ropa va un estuchillo con las drogas más indispensables; y cuanto á las mantas del lecho, han de estar bien secas, sobre todo en campaña.... No os inquietéis por , dijo el barón riéndose al oir aquella enumeración.

Si no lleva usted panderetas con figuras de toros, chulos u otras porquerías así, se lo comen vivo. Veremos si encuentro algunas acuarelas. También necesito mantas, moñas de toros, y trataré de encontrar algún cacharro de carácter.

Más de una vez, en sus exploraciones de tierras desiertas, había tenido que improvisarse un lecho con mantas junto á los tizones de la hoguera. Había pasado al lado opuesto de la cama, imitando con una exageración cómica todos los movimientos de la duquesa. Las palmadas de ésta las repitió con una violencia que hizo gemir el lecho.

Nunca he estado mejor dijo Rubín, sintiendo que la timidez le ganaba otra vez. No hagamos simplezas... Hace un frío horrible. ¡Qué año tan malo! ¿Creerás que anoche no pude entrar en calor hasta la madrugada? Y eso que me eché encima cuatro mantas. ¡Qué atrocidad! Como que estamos entre las Cátedras de Roma y Antioquía, que es, según decía mi Jáuregui, el peor tiempo de Madrid. v

Me sentaré aquí y revisaré la lista de regalos, a ver si se me queda alguno. ¡Ah!, conviene no olvidar las mantas. La hermana de Morris se enfadará si no le llevo algo de mucho carácter...». La idea de las mantas llevó a su mente, por encadenamiento, el recuerdo de algo que había visto aquella tarde.

Y así fueron sus casas, con la entrada hebrea, y la parte alta como las casas de Egipto, o como las de Persia. Los persas fueron pueblo de mucho poder, como que hubo tiempo en que todos esos pueblos de los alrededores vivían como esclavos suyos. Persia es tierra de joyas: los vestidos de los hombres, las mantas de los caballos, los puños de los sables, todo está allí lleno de joyas.

Cuatro estuvimos con los Xarayes y su cacique, y nos trataron muy bien, curándonos y haciendo otras buenas obras: porque el rey mandó á los suyos que nos diesen lo que necesitásemos. Ganamos en esta jornada 200 ducados cada uno, solo con el rescate de cuchillos, cuentas, &c. por mantas de algodon y plata.

La larga habitación, semejante a un ventorrillo de moros, estaba atestada de cofres de piel y de hierro, que parecían del tiempo del Cid, y de estrechas tarimas cubiertas de mantas inmundas. Al entrar, las narices se llenaban de un tufo acre y caliente. Nunca faltaban sobre el piso de tierra películas de ajo y pedazos de naipes.

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