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Actualizado: 29 de mayo de 2025


Todas estas contestaciones habían sido pronunciadas con una intención maligna; comprendí que existía un misterio terrible entre aquella mujer y la pobre Amparo, y no insistí. La dejé ir. Había concebido el pensamiento de apelar a la ley para poner en claro la procedencia de Amparo. Y como si hubiese comprendido mi pensamiento, aquella mujer me arrojó al salir una insolente mirada de desafío.

Aquella expresión era tan inteligente, y sin embargo tan inexplicable, tan perversa, y á veces tan maligna, aunque en lo general acompañada de una gran exuberancia de extravagante buen humor, que Ester no podía menos de preguntarse si Perla era en realidad una criatura humana.

15 para que seáis irreprensibles e inocentes, hijos de Dios sin culpa en medio de la nación maligna y perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo; 16 reteniendo la Palabra de vida para que yo pueda gloriarme en el día del Cristo, que no he corrido en vano, ni trabajado en vano.

Saludó a Febrer con voz lenta y opaca, cortando varias veces sus palabras para sorber el aire. Hablaba humildemente, celebrando con grandes extremos el honor que le hacía Febrer al aceptar su invitación. ¿Y yo? preguntó el capitán con sonrisa maligna ; ¿yo no soy nadie?... ¿No te alegras de verme? Don Benito se alegraba de verle. Así lo dijo varias veces, pero sus ojos revelaban inquietud.

Un gran patólogo aleman recomienda el arsénico con el carbon vegetal, en la angina diftérica maligna, gangrenosa, ya por los síntomas tifoídeos generales, ya por el estado de la garganta y aun de la exudacion plástica.

Ni siquiera le acogieron con el gruñido de la otra noche. Cuando Pep, abriendo la puerta, les dio entrada en la cocina, Febrer vio que el Cantó llevaba el tamborcillo pendiente de un brazo y en la diestra la baqueta con que golpeaba el parche. Era noche de música. Unos atlots sonreían al ocupar sus puestos con expresión maligna, como regocijándose por adelantado de algo extraordinario.

¡No vale mirar, Pepe! exclamó Cobo con maligna sonrisa. Miro las cartas respondió aquél. ¡Vamos, no sea usted desvergonzado, Cobo! dijo Pepa dándole con ellas en las narices y volviéndose a Castro. Quítese de ahí, Pepe. No quiero que se me contemple a vista de pájaro. Fuentes se acercó para despedirse. ¿No toma chocolate? le preguntó Clementina dándole la mano.

Iba éste a montar, cuando reparó en la cabalgadura que estaba dispuesta para Nucha, y era una mula alta, maligna y tozuda, arreada con aparejo redondo, de esos que por formar en el centro una especie de comba, más parecen hechos para despedir al jinete que para sustentarlo.

Pasó por su rostro una expresión tan maligna al hablar así, que su marido se levantó del sillón frunciendo las cejas. Piensa lo que dices... Necesito que me aclares esas palabras. Pero no pudo seguir hablando. Ella había transformado completamente la expresión de su rostro, y empezó á reir con carcajadas infantiles, al mismo tiempo que chocaba sus manos. Ya se ha enfadado mi cocó.

Su larga cabellera ya no le pareció bastante para ocultar su desnudez, como en los tiempos en que no había escuchado aún á la maligna serpiente.

Palabra del Dia

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