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Actualizado: 7 de mayo de 2025
La oftalmía escrofulosa no se cura sin belladona; la angioleucitis y la leucoflegmasía, así como tambien algunos derrames pleuríticos con orgasmo local, y varios accidentes ó formas de la clorosis, de la ascitis, y de los edemas renitentes, se modifican ventajosamente con este medicamento.
Junto á las paredes, en casi toda la extensión del local, montones de paja sobre la cual reposaban veinte ó treinta arqueros de la Guardia Blanca, sentados ó reclinados sobre el codo, sin capacetes, coletos ni espadas y con sendos recipientes de cuero y estaño llenos de cerveza ó vino, según el gusto de cada cual.
Aprovechaba la luz de la redacción, el papel y la tinta, en las horas en que el local estaba desierto, para traducir libros cuyo destino desconocía. Proporcionábanle este trabajo ciertos amigos que, a su vez, habían recibido el encargo de los traductores que firmaban la obra.
Toma, por distraerme un rato, por verte a ti, por ver a Estupiñá, figuras raras de la humanidad, excentricidades, tipos, como todo esto que yo llevo a Londres para los aficionados a lo característico y al color local. Guillermina daba suspiros. No quería incomodarse.
Entre col y col, Ruiz pasaba un rato con sus amigos los espiritistas, y les alentaba a organizarse, a establecerse, a alquilar un local, y sobre todo a fundar un órgano en la prensa. Nada adelantarían sin órgano.
El Universo, a juzgar por Vetusta y sus contornos, más que un sueño efímero, parecía una pesadilla larga, llena de imágenes sucias y pegajosas. El Padre Goberna, que sabía dar color local a sus oraciones, no decía en Vetusta que no somos más que un poco de polvo, sino un poco de barro. ¿Polvo en Vetusta? Dios lo diera. El mal tiempo se llevó la resignación tranquila, perezosa de Anita Ozores.
El plato, mal llamado fuerte, que siguió a la tortilla, y que sin duda debía la anterior calificación a la dureza de la carne que lo componía, no gustó a Isidora más que el local, el vino y la dueña del puesto.
Esa morada oscura, ese castillo viejo y ruinoso, eso que parece más bien la barraca de unos pescadores, es el local de la Municipalidad de Paris: el locutorio de los paisanos ó del pueblo, le parloir aux bourgeois. La Municipalidad quiso entonces mejorar de vivienda, y resolvió comprar la casa de la Greve.
En este local se verificaban los banquetes políticos y las juergas: se brindaba con fogosa oratoria por la regeneración de la patria, y se mecían y ensanchaban las curvas femeniles con el vaivén del tango, al runrún de las guitarras, mientras en los rincones sonaban besos y chillidos y se rompían botellas.
La fisonomía de la calle Perú y la de la Victoria, han cambiado mucho en los veintidós años transcurridos: el centro comenzaba en la calle de la Piedad y terminaba en la de Potosí, donde la vanguardia sur de las tiendas estaba representada por el establecimiento del señor Bolar, local de esquina, mostrador democrático al alba, cuando cocineras y patronas madrugadoras acudían al mercado, y burgués, si no aristocrático, entre las siete de la noche y el toque de ánimas.
Palabra del Dia
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