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Actualizado: 2 de junio de 2025


No; es exacto y sólo un niño, y un niño pavo, llora porque no le dan un juguete. ¡Un juguete!... ¿Y a qué hora llegamos a Trenque Lauquen? interrumpió Lorenzo. A las cinco; pero tenemos que pasar allí la noche para salir mañana a la madrugada, bien temprano, camino de la «Celia». ¿Y a la estancia? insistió Lorenzo. Si los caminos están buenos, de 5 a 6 de la tarde.

33 Entonces el rey se turbó, y se subió a la sala de la puerta, y lloró; y yendo, decía así: ¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío! 1 Y dieron aviso a Joab: He aquí el rey llora, y pone luto por Absalón.

Estoy seguro de que mi hermana le quiere mucho... pero le tiene cierto miedo, cierto respeto. ¡Quién podía esperar que usted se fijase en ella!... En casa todos parecen locos. El padre pone mala cara y habla solo; la madre gime y se aclama a la Virgen; Margalida llora; y mientras tanto, la gente cree que estamos de lo más alegres. Pero esto se arreglará, don Jaime; yo se lo prometo.

Madre decía Manuel, conmovido al presenciar el llanto de la buena mujer , si llora usted ahora a jarrillas, ¿qué haría si me muriera yo? No lloraría, hijo de mi corazón respondió la madre, sonriendo en medio de su llanto . No tendría tiempo para llorar tu muerte. Vinieron las caballerías. Stein se arrojó en los brazos de la tía María.

Yo soy responsable... ¡Importa muchísimo, por el contrario, y creo que no necesito explicarle a usted la diferencia!... ¿Usted confiesa haberla empujado al suicidio, no haberla muerto materialmente? ¿Cómo, por qué la empujó usted al suicidio? Porque yo era indigno de ella. Porque la ofendí. ¿No la amaba usted ya? No la amaba. ¿Y sin embargo la llora usted? Efectivamente, en su voz había lágrimas.

Generalmente ha sido un poco descuidada en el cumplimiento de ellos; pero a temporadas de dos o tres meses se le enciende de tal modo el corazón en amor de Dios, que no hay nadie en el colegio que la pueda seguir en sus oraciones y penitencias... Apenas come, apenas habla, pasa las horas que tiene libres arrodillada en su celda, y por los pecados más pequeños se humilla de tal modo a nosotras y llora con tantas lágrimas que realmente parece una santa.

La madre corrió derecha a la alcoba, donde estaba el pequeño en su cuna, dando unos gritos que enternecerían al caballo de bronce de Felipe III. «Aquí estoy, rico mío, aquí está tu esclava... Ven, ven, cielo de mi vida; toma la tetita, toma... ¡Ay qué hambre tan grande!... ¡Cuánto ha llorado mi ángel!... Yo desatinada por venir. ¡Qué contento se pone mi niño!... Ya no llora más, ¿verdad?

También, según las circunstancias, llora ó ríe. No es raro dice, hallar huellas de lágrimas en mis manuscritos. Terminada la obra, Victoriano Sardou, que es, simultáneamente, un «visual» y un «auditivo», dedica toda su atención á ponerla en escena. A su juicio, es tan difícil presentar bien un drama, como escribirlo.

El filósofo, por su parte, busca en la apatía, en la serenidad, en la sapiencia, correctivo a la abrumadora pasión recóndita. Esa es la sofrosine. El filósofo llora por dentro y sonríe por fuera. Cuando al filósofo le llega la hora de su drama, su drama es tan intenso que siente como que se destruye, no ya su propio corazón, sino todo el universo, y nada existe ya.

Y entonces se recoge en su asiento, toda arrugadita, toda temblorosa, y llora como una niña. Cuando se ha hecho de noche, la vieja se ha levantado y ha encendido la capuchina. Sonaban, unas largas, otras breves, las campanadas del Angelus, y ella ha rezado sus habituales oraciones a la Virgen. Después de estos rezos, ella tiene por costumbre hacer la cena; pero esta noche no la ha hecho.

Palabra del Dia

deshice

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