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Actualizado: 2 de junio de 2025
La madre que llora en los campos de ciertas batallas, se llama moral, se llama historia, se llama destino, se llama Providencia. Y á esto sin duda se refiere San Pablo cuando dice: la letra con sangre entra; y cuenta, hija mia, que San Pablo es al mismo tiempo un grande hombre, un gran santo, un gran apóstol, y la inteligencia más práctica y organizadora que ha conocido el mundo.
Mujer, llora y vencerás, dadas primero á la estampa en 1662, en el tomo XVII de las Comedias escogidas. Dicha y desdicha del nombre. La impresión más antigua, de 1662, en el tomo XVIII de la colección citada. Celos, aun del aire, matan, impresa primero en 1662, en el tomo XIX de esta misma colección. El mágico prodigioso. Auristela y Lisidante, tomos XX y XXI de esta colección, del año de 1663.
¡Ah!... lo sé replicó el marqués, sacudiendo tristemente la cabeza ; llora por causa mía... llora por causa del hombre a quien ha honrado con su amistad... con su estima... y a quien contempla hoy caído en la última degradación... pero si le causo lástima... si le causo horror... ¿de quién fue la culpa sino de esa miserable mujer que acaba de irse? ¡Señor de Pierrepont!
La cosa á tal extremo hubo llegado, Que carne humana ví que se comia: Hambre canina fuerza allí á un soldado, Pensando que su hecho nadie via. Las tripas le sacára á un ahorcado, Y al medio del cocer se las comia: Los huesos se roian de finados, ¿Quien no llora estos casos desastrados?
¡Oh, Dios mío! dijo el rey ¡si esto durara mucho!... Durará... todo lo que tú quieras que dure, Felipe... ¡oh! ¡y qué feliz soy! pero hay alguien á quien debemos mucho, que llora por nosotros, y cuyas lágrimas es necesario enjugar. ¡Doña Clara! Doña Clara... y voy... sin perder un momento.
La montaña suele sonreír y consolar; la pampa llora con nosotros, pero llora como por un dolor gigante y solemne, arriba de nuestras pequeñeces humanas. ¡La montaña es forma, es color; da el placer de la pintura, de la estatuaria o de la arquitectura, concreto siempre; la pampa empapa el alma en la sensación vaga y profunda de la música, infinita, pero informe!... También se ama la llanura, también en ella, oh, poeta, echa su raíz vivaz y vigorosa el árbol de la libertad!...
De pronto callóse, como advirtiese que la señora de Aymaret ocultaba su rostro entre las manos y que las lágrimas escapaban de sus ojos, humedeciendo sus guantes. Hubo dos o tres minutos de silencio; en seguida el marqués, pálido como un cadáver, le dijo en baja, aunque firme voz: ¿Por qué llora usted? La vizcondesa no le respondió sino con una explosión de sollozos.
La perla de la mora Una mora de Trípoli tenía Una perla rosada, una gran perla: Y la echó con desdén al mar un día: «¡Siempre la misma! ¡ya me cansa verla!» Pocos años después, junto a la roca De Trípoli... ¡la gente llora al verla! Así le dice al mar la mora loca: «¡Oh mar! ¡oh mar! ¡devuélveme mi perla!» P/ Las ruinas indias.
4 Y llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo lloró a alta voz. 5 Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los varones de Jabes. 6 Y el Espíritu de Dios arrebató a Saúl en oyendo estas palabras, y se encendió en ira en gran manera.
En una palabra; la pintura de Horacio Vernet, es un arte que llora junto á un muerto; es un arte que llora, y el arte que llora no es el arte gentil, ni protestante, ni revolucionario. El arte gentil rie. El arte protestante disputa. El arte revolucionario quema.
Palabra del Dia
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