Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 9 de julio de 2025


Cuando entré en mi cuarto, mi madre, aun despierta, me preguntó desde la cama: ¿Te ha ocurrido algo? No, nada. ¿Te has mojado? No. ¿Pasa algo importante? No; mañana te to diré. Guardé en el cajón de la mesa, bajo llave, la carta que me había dado mi tío para Machín; luego me acosté; pero por más que quise dormir, no pude conseguirlo.

De que salió de su casa, voy a ver la obra y hallé que no dejó en la triste y vieja arca agujero ni aun por dónde le pudiese entrar un moxquito. Abro con mi desaprovechada llave, sin esperanza de sacar provecho, y vi los dos o tres panes comenzados, los que mi amo creyó ser ratonados, y dellos todavía saqué alguna laceria, tocándolos muy ligeramente, a uso de esgremidor diestro.

Y el sitio es tal, que ni hecho de encargo. ¿Se puede entrar en este aposento? añadió Quevedo, parándose en el fondo de la taberna delante de una puerta cerrada, y dirigiéndose á un hombre que desde el primer recinto de la taberna les había seguido admirado. ; , señor, con mil amores dijo aquel hombre . ¡Nicolasa! ¡la llave del cuarto obscuro! ¡tráete una luz!

Llegaron sin tropiezo á la puerta de la torre y el escudero francés, que procuraba abrirla, lanzó de repente un grito de angustia y desesperación. ¡Esta no es la llave! exclamó, y fuera de dió dos pasos en dirección del ala del castillo que acababan de dejar, como si quisiera ir á pedir al cadáver de su señor la llave salvadora.

JIMENO. ¿Y qué? GUZMÁN. Su intento era entrar en la habitación de Leonor, para lo cual se había proporcionado una llave. JIMENO. ¿Cómo!... ¿En palacio!... ¿Y se atrevió al fin? GUZMÁN. Entró efectivamente; pero en el momento mismo, cuando lleno de amor y de esperanza se le figuraba que iba a tocar la felicidad suprema, un preludio del laúd del maldito trovador vino a sacarle de su delirio.

Llegó, y antes de poner aquella llave que tan cara, y al mismo tiempo tan dulcemente había comprado, se estremeció, dudó, retrocedió: temía que un accidente cualquiera denunciase, descubriese aquella su entrada subrepticia casa de la duquesa: pero el duque de Osuna, don Pedro, no retrocedía tan fácilmente; antes que dejar abandonada á misma á la duquesa, arrostró por todo: confiaba en su nombre, en su fama; ya en su juventud, don Pedro Téllez Girón era un magnífico grande, á quien se respetaba poco menos que al rey.

Ya hacía largo rato que los pacíficos habitantes de Toledo habían cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la queda, y en lo alto del alcázar, convertido en cuartel, se oía el último toque de silencio de los clarines, cuando diez ó doce oficiales que poco á poco habían ido reuniéndose en el Zocodover, tomaron el camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitán, animados más con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con el deseo de conocer la maravillosa escultura.

Y nunca sospechó que aquel encubierto de la reja fuese el duque de Osuna. Pasáronse al fin seis meses desde el encierro de la duquesa. Hacía ya algunos días que el duque ocupaba una casa frente por frente de las rejas de la duquesa, desde donde á una señal debía acudir á todo trance. El duque conservaba aún la llave del postigo.

En este tiempo dio el reloj la una después de medio día, y llegamos a una casa, ante la cual mi amo se paró y yo con él y, derribando el cabo de la capa sobre el lado izquierdo, sacó una llave de la manga y abrió su puerta y entramos en casa.

Los portugueses habían obtenido del príncipe de Chaul el permiso de erigir una gran fortaleza no lejos de la ciudad y al borde del estero, adquiriendo así la llave y el dominio de emporio tan importante.

Palabra del Dia

hilaban

Otros Mirando