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Actualizado: 15 de junio de 2025
Aun conservo las cartas de Linilla. El P. Herrera nunca me dio las mías. ¡Para qué! pensaría. ¡Cosas de muchachos! Angelina profesó en México dos años después. Cuando las Hermanas fueron expulsadas pasó a París, y de allí la mandaron a Cochinchina. En París la vieron los señores Fernández. ¡Si usted la viera, Rodolfo! me decía la señora. ¡Lindísima! Parece una santa.
In illo tempore, es decir, los mismos doce años ha, pasé yo una temporada en la lindísima villa de Comillas.
Ya sabes que no soy perezosa; digo a trabajar, y... ¡a trabajar! Ha quedado la casa lindísima, lindísima, porque el orden y el aseo todo lo embellecen. Cuando llegamos toda estaba triste y sombrío. Lo que es ahora da gusto pasear por estas piezas. Sólo yo no lo tengo para nada, porque la tristeza me mata.... A cada rato me dan ganas de llorar.
Su obra «Las primeras armas de Fígaro», estrenada por Déjazet, fué un éxito que le valió ser llamado «el nieto de Beaumarchais». Casi al mismo tiempo triunfaba en el teatro del Palacio Real con «Gentes nerviosas», y poco después robustecía su fama con «El señor Garat», y la lindísima comedia «Patas de mosca».
Volvió luego a recorrer los salones, donde reinaba siempre la misma misteriosa soledad y donde el más profundo silencio parecía tener su morada, y llegó a una alcoba lindísima, en la cual sólo dos o tres luces, encerradas y amortecidas en vasos de alabastro, derramaban una claridad indecisa y voluptuosa, que estaba convidando al reposo y al sueño.
La mamá sufrió un desencanto al ver que Lita no quería jugar más tiempo con Ramón, y trató en vano de distraerla para que no se fatigase demasiado... Al acostarse, Lita hizo que le dejaran junto a la cama su cesta de trabajo. Pues su mamá le había regalado una lindísima, con flores artificiales y moños de cinta punzó.
Fué a Pluviosilla a traer muchas cosas para la Semana Santa: cera, ornamentos, y una urna lindísima que será estrenada el jueves. Vamos a tener unos días de mucho trabajo. Figúrate que aquí no se cuenta con nadie para eso de arreglar el altar, y yo tengo que hacerlo todo. He preparado cosas muy bonitas: cortinas, ramilletes, moños, y otras mil chucherías, todo nuevo.
Clara, en cuya torre se advierte por la parte inferior la manera de construir de los árabes, con sillares alternados á lo largo y de canto; otra es la iglesia de S. Miguel, que conserva de estilo morisco una lindísima fachada lateral con portada de ojiva túmida, ceñida por un arrabá de bellas fajas esculpidas, y flanqueada de esbeltas columnillas con capiteles bizantinos; y además una magnífica claraboya de arquitos de herradura sobre columnitas que parten del centro como otros tantos radios.
Después, en aquel mismo lugar, formando un cerco con cojines y almohadones de seda, y alfombrado el suelo con alcatifas de Persia, y de manera que las pueda oír la lindísima Híala, contarán sendas historias por el estilo que mejor puedan o sepan los esclavos, esclavas o personas que sobresalgan en tan peregrino como envidiable talento.
No eres lerda, hija mía contestó éste. Nada se te escapa. En efecto, deseaba hablarte á solas. Y lo deseaba tanto, que dejo para después de tu comida, que acepto gustoso, dejo para sobremesa la aparición de un objeto que traigo de presente á nuestra Clarita, y que le va á encantar. Figúrate que es una lindísima corza, tan mansa y doméstica, que come en la mano y sigue como un perro.
Palabra del Dia
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