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Las olas rugían en la obscuridad a pocos pasos de , de una manera lamentable y desesperada. Tras de muchos esfuerzos y afanes, desollándome una mano, pude soltarla de la ligadura. Registré mis bolsillos y encontré el cortaplumas. Lo abrí y corté la cuerda con que me habían atado los pies. Me senté en la plataforma de la roca; estaba entumecido.

16 Y a esta hija de Abraham, que he aquí Satanás la había ligado dieciocho años, ¿no conviene desatarla de esta ligadura en día de sábado? 17 Y diciendo estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; mas todo el pueblo se gozaba de todas las cosas gloriosas que eran por él hechas. 18 Y dijo: ¿A qué es semejante el Reino de Dios, y a qué le compararé?

Toda ella se dilataba, como si aquel día hubiera perdido de una vez la fuerza de concentración, la ligadura interna que la comprimía desde el nacer. No podemos explicarnos todavía nada de lo que por ella pasaba. Debe usted cuidarse, debe usted vivir dijo Clara.

Desesperábase con esto don Quijote, y, por más que ponía las piernas al caballo, menos le podía mover; y, sin caer en la cuenta de la ligadura, tuvo por bien de sosegarse y esperar, o a que amaneciese, o a que Rocinante se menease, creyendo, sin duda, que aquello venía de otra parte que de la industria de Sancho; y así, le dijo: -Pues así es, Sancho, que Rocinante no puede moverse, yo soy contento de esperar a que ría el alba, aunque yo llore lo que ella tardare en venir. -No hay que llorar -respondió Sancho-, que yo entretendré a vuestra merced contando cuentos desde aquí al día, si ya no es que se quiere apear y echarse a dormir un poco sobre la verde yerba, a uso de caballeros andantes, para hallarse más descansado cuando llegue el día y punto de acometer esta tan desemejable aventura que le espera.

Buenas noches me dijo Machín burlonamente. Seguí cultivando mi estoicismo; recordé que debía tener un cortaplumas en el bolsillo, y esta idea me animó a esforzarme para soltar la ligadura de las manos. La noche estaba tan negra que no veía dónde ni cómo me encontraba; tenía miedo de caer al mar en un movimiento brusco.

Yo quisiera que todos los hombres de toda la tierra tuviesen mesa abundante a hora fija, porque así se suprimirían casi en absoluto las tentaciones de renegar de Dios. ¡Oh, qué bien estaríamos si, por último, la humanidad se desembarazase de la preocupación del pan de cada día y las naciones se organizasen al modo de grandes monasterios, en donde no hubiera pobres y ricos, y a nadie le sobrase ni a nadie le faltase la casa y la mesa, y la obediencia fuese una blanda ligadura que a nadie impidiese dedicarse con alma y vida a aquello para que Dios le dió vocación.... ¡Con qué devoción, con qué unción, con qué sinceridad se rezaría entonces el Padrenuestro!

El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente dolorido. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.

35 Luego fueron abiertos sus oídos, y fue desatada la ligadura de su lengua, y hablaba bien. 37 Y en gran manera se maravillaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar. 1 En aquellos días, como otra vez hubo gran multitud, y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:

Dicho esto y acabada la ligadura de don Quijote -que no fue sobre el arnés, sino sobre el jubón de armar-, dijo don Quijote: -Inadvertidos hemos andado en no habernos proveído de algún esquilón pequeño, que fuera atado junto a en esta mesma soga, con cuyo sonido se entendiera que todavía bajaba y estaba vivo; pero, pues ya no es posible, a la mano de Dios, que me guíe.

A un Jesús Nazareno, con la cruz a cuestas y la corona de espinas; a un Ecce-Homo, ultrajado y azotado, con la caña por irrisorio cetro y la áspera soga por ligadura de las manos, o a un Cristo crucificado, sangriento y moribundo, Pepita no se hubiera atrevido a pedir lo que pidió a Jesús, pequeñuelo todavía, risueño, lindo, sano y con buenos colores.