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Actualizado: 15 de julio de 2025
Y atemorizados, se maravillaban, diciendo los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen? 26 Y navegaron a la tierra de los gadarenos, que está delante de Galilea. 27 Y saliendo él a tierra, le vino al encuentro de la ciudad un hombre que tenía demonios ya de muchos tiempos; y no vestía vestido, ni estaba en casa, sino por los sepulcros.
En los rincones pasaba las horas muertas jugando a las muñecas, sin chistar; ella misma confeccionaba las prendas liliputienses con que vestía a su pequeña familia, tan hábilmente, que todos se maravillaban de la práctica de aquellas manecitas en manejar la aguja y las tijeras; misia Gregoria guardaba todavía, como oro en paño, las camisitas y vestidos hechos por su adorado prodigio a los cuatro años.
14 Y al medio de la Fiesta subió Jesús al Templo, y enseñaba. 15 Y se maravillaban los judíos, diciendo: ¿Cómo sabe éste letras, no habiendo aprendido? 16 Les respondió Jesús, y dijo: Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me envió. 17 El que quisiere hacer su voluntad, conocerá de la doctrina si viene de Dios, o si yo hablo de mí mismo.
11 Este es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. 12 Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. 13 Entonces viendo la constancia de Pedro y de Juan, sabido que eran hombres sin letras e ignorantes, se maravillaban; y les conocían que habían estado con Jesús.
Los circunstantes, que no se maravillaban menos de aquella taravilla que de las artes caninas del don Canique, mitad enfadados, mitad placenteros, rescataron por este o aquel ochavo o blanca cada uno la parte que perdieron de despojo, si exceptuamos al usurero Antón, que enroscándose como sierpe y guareciéndose en sí propio contra el suelo, cual erizo breñal, se libró de ser prendado en el primer asalto, y que ahora durante la plática se escurrió silenciosamente, dándose albricias que por su industria y buen ánimo pudo libertarse de todo empeño y de toda multa.
Mientras se preparaba el matrimonio con Cecilia, la opinión general era que Gonzalo daba pruebas de tener un gusto deplorable. Se despellejaba a la pobre muchacha, y se la ponía poco menos que como un monstruo de fealdad. Todos se maravillaban de que no hubiese elegido a su hermana, tan linda, tan graciosa.
Al día siguiente se agregó a la familia la doncella; y tan necesarios creían hija y madre sus servicios, que ambas se maravillaban de haber vivido tanto tiempo sin echarlos de menos. El éxito de Daniela el primer día fue, pues, tan franco y notorio como el de Hilaria.
Con frases sencillas y con ánimo imperturbable, Nicolasa explicaba de esta manera sus extrañas relaciones con Tomasuelo; y como Tomasuelo hacía gala de su adoración espiritual y se lamentaba resignado de no ser querido de otra suerte, todos en el lugar, lejos de censurar, se maravillaban de aquel purísimo y angélico lazo que estrechaba así dos almas.
Después tomó parte en la conversación, expresándose con tanta serenidad y con juicios tan acertados, que se maravillaban de oírle todos los presentes. Juan Pablo discurría así: «Pues no está tan guillati como pensé, y lo que dijo antes revela más bien talento agudísimo. ¡Por vida de la santísima uña del diablo!
51 Y subió a ellos en el barco, y el viento reposó; y ellos en gran manera estaban fuera de sí, y se maravillaban; 53 Y cuando llegaron al otro lado, vinieron a tierra de Genezaret, y tomaron puerto. 54 Y saliendo ellos del barco, luego le conocieron. 55 Y recorriendo toda la tierra de alrededor, comenzaron a traer de todas partes enfermos en lechos, a donde oían que estaba.
Palabra del Dia
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