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Actualizado: 7 de mayo de 2025
La tal congregación del Pecado mortal, fué creada en Sevilla hacia 1723, siendo su principal organizador un librero de Marchena, establecido en la calle Génova, el cual, en unión de otros devotos, formaron los estatutos y reglas, estableciéndose en la iglesia del convento de san Francisco, donde más tarde costearon una Virgen de la Esperanza, pues á ésta y al Cristo Coronado de Espinas, tenían por patronos los congregantes.
Cuando Pueyo nos llevaba a los cafés con música y, emocionado por las arias de Marina o de La Bohême, nos confesaba que él también había escrito versos en la juventud... Cuando vendíamos todos los libros y empeñábamos todas las prendas ¡oh, aquella levita suntuosa de Bargiela! , y Antonio Machado, el gran poeta, al recibir un libro nuevo, exclamaba corriendo al tenducho del librero de viejo: Sol de la tarde. ¡Muy bien! ¡Café de la noche!
Gran cantidad de las patrañas que circulan sobre nuestras colonias dijo Ojeda son obra de un editor. Los libreros tuvieron gran influencia en la historia de América. Y muchas de las mentiras que circulan con un carácter tradicional contra los españoles coloniales las inventó un librero flamenco.
Un librero de Sevilla me ha prometido comprarme un ejemplar, si le hago una rebaja de dos reales; y este pedido, con otras proposiciones que me dirigen de lejanas tierras, me hace esperar que venderé hasta diez en todo lo que queda de año. No puedo quejarme, en verdad, porque yo sé que si las cosas estuvieran mejor y sobrase dinero en el país, no había de quedar un ejemplar para muestra.
En esta sazón me dijo un librero que él me las comprara, si un autor de título no le hubiera dicho que de mi prosa se podía esperar mucho, pero que del verso nada; y si va á decir la verdad, cierto que me dió pesadumbre el oirlo, y dixe entre mí: O yo me he mudado en otro, ó los tiempos se han mejorado mucho, sucediendo siempre al revés, pues siempre se alaban los pasados tiempos.
El librero de la calle de la Industria pedía a Madrid algunas novelas de Paul de Kock por encargo de sus parroquianos, y el profesor de piano hacía análoga reclamación a los editores de música, de varias romanzas sentimentales con títulos apasionados como Vorrei morir, Tutto per te, Non posso vivere y otras de igual jaez, por empeño de sus discípulas.
Sentimos hacia el hermano librero la mayor desconsideración, y lo decimos de esta manera franciscana, como pudiéramos decir el hermano lobo o el hermano buitre. El librero es el enemigo del escritor. Debería inventarse un violento insecticida para la destrucción del librero. El galán de los "ouistitis" AQUEL rincón de café era como un muestrario de personajes absurdos.
Pero dígame vuestra merced: este libro, ¿imprímese por su cuenta, o tiene ya vendido el privilegio a algún librero? -Por mi cuenta lo imprimo -respondió el autor-, y pienso ganar mil ducados, por lo menos, con esta primera impresión, que ha de ser de dos mil cuerpos, y se han de despachar a seis reales cada uno, en daca las pajas.
Toda la esencia de su vivir lamentable, todos los sueños de su cabeza visionaria. Pero la gente no compró sus libros. En inmensas pilas de papel se amontonaban en casa del librero Pueyo, el editor romántico de la épica nariz. También ha muerto el pobre librero sentimental, y puede que sigan ambos devanando en el espacio sus diálogos pintorescos.
-Pues, ¿qué? -dijo el autor-. ¿Quiere vuesa merced que se lo dé a un librero, que me dé por el privilegio tres maravedís, y aún piensa que me hace merced en dármelos? Yo no imprimo mis libros para alcanzar fama en el mundo, que ya en él soy conocido por mis obras: provecho quiero, que sin él no vale un cuatrín la buena fama. -Dios le dé a vuesa merced buena manderecha -respondió don Quijote.
Palabra del Dia
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