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Actualizado: 10 de julio de 2025
Los niños corrieron hacia él y le preguntaron todos a la vez si se había hecho daño, si tenía necesidad de algo, si quería agua para lavarse, y, sin dejar de hablar, sacaron sus cuchillos de los bolsillos y le cortaron el cuello sin ruido, sin escándalo, hasta que la cabeza quedó completamente separada del tronco. »Es el cónsul el que ha contado esta historia.
En vista de esto, le envié un plato de sopa caliente por la anciana señora Axford, nuestra cocinera, mientras su padre, después de lavarse las manos y arreglarse un poco, me acompañó al comedor.
La perspicaz mujer vio el porvenir, oyó hablar del gran proyecto de Bravo Murillo, como de una cosa que ella había sentido en su alma. Por fin Madrid, dentro de algunos años, iba a tener raudales de agua distribuidos en las calles y plazas, y adquiriría la costumbre de lavarse, por lo menos, la cara y las manos. Lavadas estas partes, se lavaría después otras.
Todas las funciones de su vida estaban previstas y atendidas por la comisión encargada de su cuidado. Detrás de la eminencia en cuya cumbre había sido construída la Galería de la Industria se deslizaba un río que iba á desembocar cerca del puerto. En este río anchísimo, que para el gigante era un riachuelo, podía lavarse y satisfacer otras necesidades corporales.
Tornaba al palacio siempre fatigada y se apresuraba á lavarse las manos manchadas de tierra. Después se desayunaba en compañía de sus hijos, con los cuales permanecía encerrada en sus habitaciones toda la mañana, alternando los juegos con el trabajo. Eran las horas más deliciosas de su existencia.
Abandonan el molino penetrados de una alegría profunda; se trasladan a la balsa para lavarse la cara y las manos, se ayudan mutuamente a limpiarse las ropas, y entran en la casa esforzándose por adoptar la expresión más inocente posible. Sin embargo, Martín no tarda en notar en sus labios leves movimientos que les hacen traición; los amenaza sonriendo, pero no les dirige la menor pregunta.
Nuestra casa de León es muy fresca: yo soy mucho más sensible al calor que al frío. Habrá usted tomado con gusto el lavatorio y las palanganas.... Parece que se revive, al lavarse después de un viaje. Sí, pero... Lucía se interrumpió . Me faltaba una cosa muy esencial. ¿Qué cosa? Colonia, de fijo.... ¡yo me olvidé de traerla a usted mi neceser!
Cada vez que el doctor, después de una visita, quería lavarse las manos, quedaba asombrado ante las toallas con más colores que el iris, y las pastillas de jabón en forma de tigre ó de lagarto que parecían fabricadas para reyezuelos del África. Todos se extasiaban ante el asombro del médico, aceptándolo como una admiración muda.
Filas de hombres despechugados hacían frente al fresco de la mañana, inclinándose sobre la lámina acuática para lavarse con ruidosas ablaciones seguidas de enérgicos restriegos... En un puente escribía un soldado, empleando como mesa el parapeto... Los cocineros se movían en torno de las ollas humeantes.
Lo bueno que tiene es que no me empuerca la ropa y le gusta lavarse manos, brazos, hocico, y hasta el cuerpo, señora, hasta el cuerpo. Como coja un pedazo de jabón de olor, pronto da cuenta de él. ¿Pues el peinarse? Ya me ha roto tres espejos, y un día... ¿que creerá la señora que estaba haciendo?... pues pintándose las cejas con un corcho quemado.
Palabra del Dia
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