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En Santiago del Estero el grueso de la población campesina habla aún el quichua, que revela su origen indio. En Corrientes los campesinos usan un dialecto español muy gracioso: Dame, general, un chiripá decían a Lavalle sus soldados. En la campaña de Buenos Aires se reconoce todavía el soldado andaluz, y en la ciudad predominan los apellidos extranjeros.

Según mi modo de ver, una mujer que no es algo coqueta no es una mujer. Pues entonces trataré de serlo. Señorita de Lavalle dijo el cura levantándose, pasemos al salón. ¡Bah! pensé, ya está enojado el cura. Sin embargo, no he dicho nada malo. La lluvia había cesado, las nubes se habían dispersado e invité a Pablo a dar un paseo por el jardín.

No concebían la revolución sino bajo las órdenes de Soler, Alvear, Lavalle u otro de reputación, de gloria clásica; y mientras tanto, sucedía en Buenos Aires lo que en Francia había sucedido en 1830, a saber: que todos los generales querían la revolución, pero les faltaba corazón y entrañas; estaban gastados, como esos centenares de generales franceses que en los días de julio cosecharon los resultados del valor del pueblo, a quien no quisieron prestar su espada para triunfar.

Con el vencimiento de Lavalle, había sido llamado al Gobierno de Buenos Aires, desempeñándolo hasta 1832 con la regularidad que podría haberlo hecho otro cualquiera. No debo omitir un hecho, sin embargo, que es un antecedente necesario.

Cuando algún coronel le habla de enrolar en su cuerpo en clase de oficial a alguno de sus hijos: «si fuera en un regimiento mandado por Lavalle contesta burlándose , ya; ¡pero en estos cuerpos!...» Si se habla de escritores, ninguno hay que, en su concepto, pueda rivalizar con los Varela, que tanto mal han dicho de él.

Porque debe tenerse presente que el ejército que vino a Córdoba en persecución de Lavalle traía una compañía de mazorqueros, que llevaban al costado izquierdo la cuchilla convexa, a manera de una pequeña cimitarra, que Rosas mandó hacer exprofeso en las cuchillerías de Buenos Aires para degollar hombres. ¿Qué motivo tuvo Quiroga para estas atroces ejecuciones?

D. Manuel de Lavalle, se dijo: Que igualmente se conformaba con el voto del Sr. D. Manuel José de Reyes. Por el Sr. D. Miguel de Irigoyen, se dijo: Que se conforma con el voto del Sr. D. Cornelio Saavedra, agregando que deba tener voto decisivo el Sr. Síndico Procurador. Por el Sr. D. Vicente Capdevila, se dijo: Que se conforma con el voto del Sr. D. Manuel José de Reyes. Por el Sr.

Susana, una reducción de mi tía en cuestión de mal gusto y estupidez contesté con fastidio. Desde mañana remediaremos la miseria de tu guardarropa, sobrina. Ten, sin embargo, un poco de respeto por la memoria de la señora de Lavalle. No la querías, pero ha muerto: ¡descanse en paz! Vamos a comer; en seguida Juno te acompañará a tus habitaciones.

Ese mismo Ferré, por ese espíritu de provincialismo estrecho, declaró desertor en 1840 a Lavalle, por haber pasado el Paraná con el ejército correntino; y después de la batalla de Caaguazú quitó al general Paz el ejército victorioso, haciendo así malograr las ventajas decisivas que pudo producir aquel triunfo.

Lavalle en 1839, recordando que la montonera lo ha vencido en 1830, abjura toda su educación guerrera a la europea y adopta el sistema montonero.