Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de julio de 2025
Felipe Auvray parecía estar enojado con Amaury. En un principio había decidido no asistir al baile por juzgarse lastimado en su dignidad; pero, más fuerza que esta consideración había hecho en su ánimo el deseo de poder decir al día siguiente que había estado en el gran baile con que el doctor Avrigny celebraba el enlace de su hija, y no pudiendo resistir a los requerimientos de su amor propio, había ido como todos.
Díjome Montesinos como toda aquella gente de la procesión eran sirvientes de Durandarte y de Belerma, que allí con sus dos señores estaban encantados, y que la última, que traía el corazón entre el lienzo y en las manos, era la señora Belerma, la cual con sus doncellas cuatro días en la semana hacían aquella procesión y cantaban, o, por mejor decir, lloraban endechas sobre el cuerpo y sobre el lastimado corazón de su primo; y que si me había parecido algo fea, o no tan hermosa como tenía la fama, era la causa las malas noches y peores días que en aquel encantamento pasaba, como lo podía ver en sus grandes ojeras y en su color quebradiza.
Era el descanso después de la pelea por doblar el cabo, la alegría de existir luego de haber sentido el soplo de la muerte, la vida en los cafés y las casas alegres, comiendo y bebiendo hasta la hartura, con el estómago lastimado aún por la alimentación salitrosa y la piel martirizada por los furúnculos del mar.
La joven exclamó con energía al fin frunciendo la tersa frente: Ya sé quién se lo ha dicho a usted. Y su sangre, al proferir estas palabras, huyó del rostro nuevamente como una marea de reflujo instantáneo. La de su madrastra también se concentró en su lastimado corazón. Inclinó la blanca y fatigada cabeza, diciendo: Si lo sabes, no pronuncies su nombre.
ABIND. Aquí en el brazo saqué La que más me duele dellas. ¡Oh, mal trazada alegría! ¡Triste! ¿Qué haré? NARV. ¿Qué cuidado Os tiene tan lastimado? ABIND. ¡Ya os perdí, señora mía! ¡Gloria mía, ya os perdí! Dulce Jarifa, mi bien, ¡Ya os perdí! NARV. A mi casa ven; Serás preso y dueño allí. Pero holgárame en estremo Saber tu pena importuna; Que esto de guerra es fortuna, Que mañana por mí temo.
D. Jaime, sin responder palabra, bajó la escalera y salió de casa con traza de ir muy desabrido. Aquella tarde, reparando Andrés en una herida reciente que Rosa tenía en la mejilla, le preguntó con interés: ¿Qué es eso, Rosita? Que me he lastimado con una rama al coger manzanas. ¿Por qué te subes a los pomares?... Un día vas a matarte.
Para mí ya es hora. Pero aun puedo servir a este único corazón de nuestras Repúblicas. Las Antillas libres salvarán la independencia de nuestra América y el honor ya dudoso y lastimado de la América inglesa, y acaso acelerarán y fijarán el equilibrio del mundo. Vea lo que hacemos, usted con sus canas juveniles y yo a rastras con mi corazón roto.
Al fin Laura se resignó a todas las condiciones, pero comprendiendo que iban a sobrevenir disgustos y que él se sentiría lastimado por la desconfianza de Zoraida. A la estancia fui yo también, naturalmente.
Rásguela y rasgue la mía, a fin de que no quede prueba escrita de lo ocurrido, y conserve usted en su memoria grato recuerdo de nosotras. Crea en nuestra profunda gratitud y mande a su afectísima amiga y constante servidora, q.b.s.m., Juana Gutiérrez. Don Paco se sintió lastimado y encantado a la vez con la lectura de la carta, que calificó de muy discreta y que miró como dictada por Juanita.
El tiempo había pasado sin disipar esas sombras: él no la decía que su amor lo había convertido en otro hombre, en un hombre capaz de otras cosas: ese orgullo la habría desagradado, tal presunción la habría lastimado. Sin decirle nada más, había ido viviendo en su puro encanto.
Palabra del Dia
Otros Mirando