Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de mayo de 2025


Sobre el sofá, media docena de figurines ostentaban en mentirosos colores esas damas imposibles, delgadas como juncos, tiesas como palos, cuyos pies son del tamaño de los dedos de la mano; damas que tienen por boca una oblea encarnada, que parecen vestidas de papel y se miran unas a otras con fisonomía de imbecilidad.

Continuaba en el sofá, apoyado el codo en la mesilla y la cabeza en la mano, mirando al suelo como si quisiera contar los juncos de la esterita que había junto al sofá. Las dos mujeres se miraban, comunicándose con los ojos malas impresiones. «Eso murmuró él de una manera torva y recelosa . Quieren echarme a la calle, para...». Pero alma de Dios, si va ella contigo... ¿Y a dónde me quiere llevar?

Iba saltando por él un arroyuelo y sonando al chocar en las piedras. El arroyuelo, al llegar a sitio llano y más hondo, se dilataba en remanso circundado de espadaña y de verdes juncos.

Leonora hacía esfuerzos por contener su risa de niña, al sentirse con los pies apresados por las marañas de juncos y recibir las duras caricias de las ramas que se encorvaban al paso de Rafael, y recobrando su elasticidad la golpeaban el rostro. Pedía auxilio con apagada voz, y Rafael, riendo también, la tendía la mano, arrastrándola hasta el pie del árbol donde cantaba el ruiseñor.

Luego, una especie de collarete, graciosamente cortado, oscila alrededor de los puntos prominentes de la orilla, de los juncos y las raíces sumergidas en el agua, y cada una de esas franjas de hielo, adquiere sucesivamente desde el tono mate del cristal sucio, al brillo del diamante, según el movimiento de las pequeñas ondulaciones que la agitan y la hacen contenerse, tan pronto sobre una capa de aire como sobre la misma masa de agua.

Lo primero que llamó la atención de Gallardo fue el toro: un animal de madera y juncos montado sobre ruedas, con cola de estopa, la cabeza de paja trenzada, una placa de corcho en el lugar del cuello y un par de cuernos auténticos y enormes, que infundían espanto a los alumnos.

Allí adoptábamos actitudes de Robinsón: los sauces, que nacían en el lodo, alrededor del banco de arena, eran nuestro bosque; los grupos de juncos eran para nosotros inmensos prados; teníamos también grandes montes, pequeñas dunas amontonadas por el aire en el centro del islote, y en ellas construíamos nuestros palacios con pequeñitas ramas caídas, practicando agujeros en la arena.

Sobre todos los puntos bajos donde el agua se arrastre con esfuerzo, los depósitos se acumulan, nacen los juncos, y las riberas, levantadas sobre pequeñas penínsulas, avanzan incesantemente sobre la superficie del arroyo.

Todos los juncos chinos, lo mismo los grandes, que llaman ts-as-ch'wan, que los pequeños, o towmang, o que los de solo un palo, o ta-yü-ch'wang, suelen estar mal construídos. Muchos de ellos, a lo que se dice, no pueden afrontar los peligrosos bajíos del mar de la China.

A veces un soplo más fuerte de la brisa levantaba sordo rumor entre las ramas medio desnudas de los árboles. El arroyo estaba cubierto de una bruma blanca y espesa, por encima de la cual asomaban sus puntas los juncos y arbustos que crecían en las orillas. A la luz de la luna este manto de bruma resplandecía tan blanco como la nieve.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando