Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de mayo de 2025


Hízole suspender la lectura, y abordando de frente la cuestión, le dijo que por su propio interés, por no pecar de ingrato y en gracia de Josefina, era necesario que Félix Aldea volviese como antes a frecuentar la casa.

Pero esa noche, los recuerdos la iban como galvanizando. Y yo no por qué tu bisabuelo no me gustaba para marido. Entonces él se casó con Josefina Chaves, la abuela de tu mamá; era también muy bonita y nada celosa; ella misma nos daba bromas, a su marido y a , cuando se acordaba de aquellos festejos. , y él se quedaba callado. Sabía disimular muy bien.

No hubiera salido hoy, si no fuese por la Octava de San Hilario.... Pero ni aun la Octava estuvo a mi gusto; faltó muchísima gente de la que acostumbra alumbrar.... ¿Sabéis porqué? No dijo maquinalmente Josefina. declaró Baltasar , porque fueron a esperar al muelle a los delegados de Cantabria. Los delegados... ¿de qué? preguntó Josefina jugando con el abanico.

Era imposible calcularlo. Nadie debe echar cuentas sobre la maldad humana. ¿A qué grado de bajeza moral le arrastraría la abdicación de su propia dignidad? Ya se lo había dicho la duquesa: tenía que confesar a Josefina. ¡Confesar a la mujer que amaba! Es decir, emplear en provecho puramente humano y egoísta el prestigio de la Religión.

De Cantabria.... Vienen a firmar la unión del Norte... explicó Lola . ¡A me gustaría ver el desembarque! Si hubiese tenido con quien ir. Yo fui.... ¡Qué lástima! dijo Baltasar. Chica.... ¡Vaya una idea! exclamó Josefina soltando menudas carcajaditas . Yo huyo de esas confusiones.... Me aterra pensar que pueden gentes sin educación apachucarme, pisarme.... ¡Qué fastidio!

La luz de la luna, que se alzaba iluminando el paseo de las Filas y el mar, la hora y la temperatura envidiable de una noche de verano, incitaban a amantes efusiones, o siquiera a galanteos, y hasta el ruido de la concurrencia se brindaba a ser cómplice de tiernas palabras pronunciadas a media voz; así lo comprendía Baltasar, que acompañaba a las muchachas, inamovible al lado de Josefina, y haciendo, sin escrúpulo, que sus hermanas llevasen la cesta.

La niña mayor de García, Josefina, se sentó al piano, después de muy rogada, y tras mil repulgos dio principio a una fantasía sobre motivos de Bellini; Baltasar se colocó a su lado para volver las hojas, mientras sus hermanas gozaban con las gracias de Nisita, que roía un trozo de piñonate: manos, hocico y narices, todo lo tenía empeguntado de almíbar moreno.

La niña retrocedió asustada, pero la costurera la atrapó por el brazo. No intentes escapar, porque entonces será doble la ración. Josefina se cogió a su mano llorando angustiosamente. ¡No me pegues, por Dios, Concha!

¡Que te quites, chicuela! gritó enfurecida. ¡Lárgate ahora mismo! Al mismo tiempo le dio un fuerte empujón. Josefina, después de tambalearse, rodó por el suelo, dando con la cabeza en el pie de una silla. Alzose llevando la mano al sitio dolorido, pero no lloró.

Aldea no perdía ocasión de dar a entender en público su amor por Josefina: en las recepciones de su casa, en bailes, teatros y saraos se complacía en mirarla de ese modo que, prodigando expresión a las pupilas, entera a las gentes de lo que uno calla. No se recataba para decir a quien quisiera oírselo que con ella sería feliz; a nadie llegó a permanecer oculta aquella inclinación.

Palabra del Dia

hociquea

Otros Mirando