Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 17 de junio de 2025


Mira no sea Fray Jorge de Olivares, que es de la orden De la Merced, que aqui tambien ha estado, De no menos virtud y entendimiento, Tanto, que ya despues que obo despendido Veinte mil ducados que traia, En otros siete mil quedó empeñado. O caridad estraña, ó santo pecho! Qué buen dia, compañeros, La limosna está en el puerto, Mi remedio tengo cierto, Porque aqui me traen dineros.

Tal vez se podría decir también al pintor que está haciendo el cielo raso que lo adorne con unos cuantos amorcillos. ¡Ay, ay, ay, señores!... yo no me sentía a gusto... ¡Yo y Cupido!... En cuanto a la cama prosigue ella, implacable, no habría tiempo de terminarla... ¡Cómo! replico; ¡seis semanas para hacer una cama!... ¡Pero Jorge!... Los dibujos, los planos solamente requieren un mes.

Aun se ven de él escasos vestigios en alguno de los claros de la selvosa y sombría montaña que se levanta al norte del castillo de la Albayda. Los cuerpos de los mártires S. Jorge y S. Aurelio fueron sepultados en este santuario.

La niña preguntó a Pedrito: «¿Y cómo va el «apunte» de Pilar y su amigo?» «Forfey» repuso Pedrito. Como yo no entendiera, pregunté a mi marido lo que había dicho. «Forfey» me dijo Jorge es una palabra inglesa para significar que un caballo se ha retirado de la carrera. ¡Qué horror! ¡Vaya una manera de hablar con las niñas que tienen estos jóvenes!

La ciudad envió á don Jorge de Portugal Veinticuatro y al jurado Alonso de Cespedes y á Francisco Sanchez escribano para que asistiesen por Sevilla á la junta de la Rambla «sobre la confederación desta andaluzía» dando de ayuda de costa á los dos primeros á razón de 1000 maravedises diarios y 570 al escribano. Rey e señor ser en castilla» .

No; iba á ver á mi pequeño, á mi Jorge, primero en Londres, después en Nueva York, siempre en grandes ciudades. Podía vivir con él, jugar á ser mamá con una muñeca viviente que cada vez se hacía más grande... ¡más grande! ¿Te acuerdas de la noche en que te invité á comer? Acababa de regresar de uno de estos viajes, y sin embargo, haz memoria de las tonterías que dije.

Yo dudo de que lo consiga, y no acierto á explicarme el poco valer de la poesía de entonces por falta ó culpa del instrumento; porque la lengua no estaba hecha ni el buen gusto formado. Cuando en aquella lengua se escribieron las Coplas de Jorge Manrique, bien pudieron escribirse otras muchas de igual mérito.

Sentados indolentemente sobre los largos divanes de aquella casa indulgente, artistas llenas de belleza y de gracia, y hombres temibles llenos de voluntad, hablaban de política ó charlaban de amor: allí se conocieron el actor Volange y el duque de Orleans; allí nació la amistad de Bonaparte, desconocido aún, y de Talma; por allí pasaron también las cabezas poderosas que poco después, y una tras otra, habían de acrecentar la fama siniestra de Guillotín: Camilo Desmoulins, San Jorge, Barrás, Dantón, Marat, Robespierre...

García refunfuñaba: ¡La bahía!... A nunca se me ha alcanzado con qué derecho puede tener bahía un pueblo como el de Vigo... Yo había leído este diálogo, que acabo de traducir casi literalmente, en La Biblia en España, de Jorge Borrow, que así se llamaba aquel inglés estrafalario, hoy una de las glorias más puras con que cuenta la literatura inglesa.

Hacía un frío terrible, siberiano. Jorge ya sabes lo cariñoso que es y cuánto se preocupa por mi salud me advirtió que me abrigara bien. No hice el caso que debía. Y en el trayecto de la puerta del teatro al automóvil, una corriente de aire me dejó transida. Ya sabes que no abuso del descote; pero, asimismo, no puede una llamar la atención cubriéndose más de lo debido.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando