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Actualizado: 6 de junio de 2025
Pero hay uno que lleva su increíble osadía hasta á hacer una clara alusión al tonel en qué nuestro héroe estuvo guardado cuando fué perseguido por Firmo de Rivota, y entonces ¡puño! el hijo de la tía Jeroma salta como un leopardo de los bosques, levanta su mazo... y habría la de Roncesvalles si no intervienen Regalado, el tío Pepón y otros caracterizados personajes allí presentes.
Nadie más que el mozo que tengo á la vera, mi amigo Bartolo. ¡Á ver si hay alguno que le ponga el pie delante en el trabajo ni que se atreva á saludarle el hocico en la romería!... Además la tía Jeroma no le dejará marchar de casa sin su porqué; y como la moza es limpia y honrada, si se tercia también la meterá en casa y los mantendrá á cuerpo de rey...
¡Ni mejor ni peor, bobalicona! ¿No ves que Regalado quiere divertirse á vuestra costa y hacer reir á la gente? exclamó con ímpetu la avinagrada Jeroma. Respondió Pacha con otras palabras no menos resquemantes y comenzó una batalla de sarcasmos y denuestos que Regalado procuraba atizar para que no se extinguiese tan presto. La alegre tertulia gozaba en el altercado.
Allí estaban la tía Brígida, la tía Jeroma, Elisa y la vieja Rosenda, que deseando hacer olvidar sus desacatos antiguos, se inclinaba sonriente y melosa delante de Flora y le besaba las manos. Detrás del enorme corro de la gente, con el rostro ceñudo y sombrío, hallábase el homicida Bartolo.
¿No ha entrado aquí hace un momento Bartolo el de la tía Jeroma? Martinán, dando prueba brillante de diplomacia y corazón, le respondió: Sí; acaba de entrar, pero ha salido sin detenerse por la otra puerta y se ha metido en la pomarada. Firmo quiso seguirle. Martinán le dijo: Es inútil que le busques. La pomarada está más oscura que una cueva y tú no la conoces como él.
Bien está que vayamos á Fresnedo y á la Braña á dar satisfacción á los amigos; pero de eso á decir que los de Lorío nos han de moler las costillas hay lo menos legua y media de distancia. Mientras á Bartolo, el hijo de la tía Jeroma, no se le rompa en la mano este palito tan cuco de fresno, ningún cerdo de Lorío le molerá nada.
Oir estas palabras la tía Jeroma y lanzarse sobre su hijo y propinarle un soberbio bofetón todo fué uno. El inocente mozo puso el grito en el cielo y protestó de tamaña injusticia con tan fieras voces que parecía llegado el día del juicio final.
Mucho tiempo hacía que tenía gana de verme cara á cara contigo. Cuando te levantes marcha á Lorío y cuenta á tus compañeros cómo te ha hecho morder la tierra el hijo de la tía Jeroma de Entralgo. Después, sereno, majestuoso, semejante á un dios recorrió el campo de la fiesta sin que nadie se opusiera á su marcha triunfante.
Vaya, vaya, Regalado, si quiere divertirse llame al gato interrumpió la tía Jeroma con acritud.
Pero Quino, en quien por desgracia el escepticismo había hecho presa hacía ya largo tiempo, le clavó una mirada escrutadora y dijo con sorna: ¿Sabes, Bartolo, que esa bofetada que soltaste me parece que dió la vuelta antes de llegar á su sitio? ¿Por qué lo dices, puño? preguntó encrespándose el hijo glorioso de la tía Jeroma. Porque tienes la cara como si antes de llegar hubiese rebotado.
Palabra del Dia
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