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Actualizado: 26 de noviembre de 2025
Tan presto se percibe la dulcísima palabra italiana, como la voz francesa, fuertemente acentuada y convertida en un sonido áspero; ya se siente el eco lleno y sonoro de la palabra española, ampulosa por su abundancia de vocales, como la acentuacion aguda y el esfuerzo gutural de la j que distinguen á la poética lengua de los árabes.
Su hija se había quitado el manto que hasta entonces cubriera sus hombros y cabeza y los dos jóvenes admiraron en ella uno de los tipos más acabados de la belleza italiana, que muy pronto atrajo toda la atención y las miradas de Gualtero. ¿Y qué me decís de esto? preguntó el anciano, desenvolviendo el paquete que tantas zozobras le había proporcionado.
En ese renunciamiento había una sombría grandeza que daba la medida de la fuerza de aquella alma; pero no cabía duda de que también su amor ignorado la había lanzado contra la italiana. El arrepentimiento del Príncipe, su conducta ambigua durante los últimos meses, su dolor después de la catástrofe, todo se explicaba. Al negar que era amante de la nihilista, había dicho la verdad.
Su madre había sido italiana, y ella hablaba el inglés con un leve acento extranjero, como que había vivido siempre en Italia, según decía. Vino a visitarme una vez, para expresarme su sentimiento por mi enfermedad.
No volverémos á ocuparnos de este asunto, pero aprovecharémos la ocasion, al tratar de la digital, de indicar el grave error de la escuela italiana respecto á los efectos opuestos en un mismo medicamento.
Hasta la primavera he jurado estar aquí y ya comienza a aletear sobre este suelo. Mire usted estos rosales; mire esos naranjos... ¡Ay! me da miedo la primavera; ha sido siempre para mí la estación fatal. Quedó pensativa algunos minutos. Doña Pepa y la italiana se habían metido en la casa. La buena vieja no podía pasar mucho tiempo lejos de la cocina.
En el año de 1574 vino á Madrid una compañía italiana, dirigida por un cierto Alberto Ganasa, y dió una serie de representaciones, que merecieron general aplauso. Acostumbrados á los teatros de Italia, muy superiores á éstos, quisieron mejorarlos y hacer en su construcción útiles reformas.
Floristán, joven disipado, está próximo á casarse por mandato de sus padres con la italiana Orfea. Preséntase entonces una dama valenciana, llamada Serafina, á quien él había dado antes palabra de casamiento; despierta su antigua pasión, y lo impulsa á asesinar á su esposa.
Inútil es añadir que recoje bastantes esbancigas, moneda austríaca que allí circula, del valor de una lira italiana. Ya que por incidencia he hablado de las venecianas, bueno será decir que son arrogantemente hermosas: las mujeres mas bellas que he encontrado en todos mis viajes.
La encontraba frecuentemente sentada enfrente de su camarera italiana, una pesada hija de Lombardía, jugando á las cartas y fumando á dúo cigarrillos. Cuando yo le hacía observaciones me respondía: ¿Qué importa? Está á mi disposición lo mismo para distraerme jugando á la baraja que para abrocharme las botas. Le pago, me sirve y no hay más.
Palabra del Dia
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