United States or Bhutan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y al ver con la mirada vidriosa de la agonía los lentes del doctor, sus ojos irónicos bajo unas cejas mefistofélicas y la barba en punta llena de canas precoces, los infelices sentíanse animados por repentina confianza; no percibían la llegada de la muerte, esperando hasta el último momento el milagro que había de salvarles.

El dolor fecundaba su espíritu; multitud de intuiciones germinaban en su mente, como seres irónicos que hubiesen permanecido ocultos bajo una capa de ideas pesadas y groseras. Adriana le parecía una enemiga y él su antagonista, que luchaba con los ojos ciegos, a discreción de aquella alma tal vez maligna bajo la irradiación de su hechizo.

El silencio con que acogían su victoria molestábales más aún que los gritos irónicos de algunos forasteros, que parodiaban la fanfarronería de los bilbaínos, ofreciendo un duro por un real, en favor del guipuzcoano. Terminó la lucha sin la explosión de entusiasmo que esperaba Aresti.

Lo interesante era volver á contemplar su rostro, mirarse en sus ojos claros, acariciadores y graciosamente irónicos. ¡Ay, cómo le amaba!... Las amigas la acogían siempre con la misma pregunta: «¿Cómo signe el herido?...» Y ella contestaba con seguridad: «Mejor. Pronto vendrá á París.» Y pasaron meses; y llegaron cartas y más cartas de letra extraña, dictadas por él.

Sonó el tercer rugido y se miraron los pasajeros, consultándose para saber cuántos permanecían en tierra. Faltaban muy pocos. La gente se agolpó en las bordas, saludando con gritos y aplausos irónicos a los que llegaban retrasados. En la proa y la popa formaban los emigrantes dos masas obscuras, sobre las cuales se agitaban los pequeños redondeles blancos de las cabezas.

Esta intimidación no producía terror: la gente aceptaba la visita como un espectáculo extraordinario é interesante. En vano los aviadores dejaban caer sobre la ciudad banderas alemanas con irónicos mensajes dando cuenta de los descalabros del ejército en retirada y de los fracasos de la ofensiva rusa. ¡Mentiras, todo mentiras!

Febrer miró al pasar con ojos irónicos estas riquezas heredadas de sus ascendientes. Nada era suyo. Hacía más de un año que estos tapices y los del dormitorio y todos los de la casa pertenecían a ciertos usureros de Palma, que los habían dejado colgados en el mismo sitio.

Ellas hacían frente a todos: bastaba pararse ante sus rejas para entablar diálogo, y los que pasaban sin detenerse eran perseguidos por las risas y los siseos irónicos que sonaban a sus espaldas. La viuda de Dupont no podía dominar a sus sobrinas, y éstas, por su parte, así como iban creciendo, mostrábanse más insolentes con la devota señora.

Maltrana, declarado inservible, sin esperanzas ya de conquistar los quince duros mensuales que le habían hecho entrever antes de su fracaso, seguía asistiendo puntualmente a la redacción. ¿Adónde ir?... Allí encontraba quien le escuchase, aunque con gestos irónicos; algunas veces hasta alababan su cultura, llegando a confesar que tenía cierto talento, pero que estaba chiflado.