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Actualizado: 22 de mayo de 2025
No ha transcurrido un mes desde que murió el señor Galba, pero es de suponer que el intrépido coronel no tiene miedo a los duendes de alcoba.» Sin embargo, decir que la victoria del coronel fue fácilmente obtenida, sería no hacer justicia a Lady Clara.
Había perdido cuatro buques, y el único que quedaba la Victoria, sólo tenía trece hombres, pero contábase entre ellos el gran piloto, el intrépido é invulnerable vasco Sebastián de Elcano, que regresó solo de su expedición , habiendo sido el primer mortal que diera la vuelta al mundo. Ninguna empresa había más grande que aquélla. Desde ese día, el globo estaba seguro de su esfericidad.
Procedían éstas de todos los objetos, de todas las ilusiones, de todos los recuerdos, de mil fuentes diversas que manaban á un tiempo una corriente sin fin. Vínole al pensamiento no sé qué fragmento de historia, con el cual se unía la imagen de un obispo de Astorga, tan testarudo clérigo como intrépido soldado.
Como si el enemigo hubiera oído ó adivinado las palabras del intrépido jefe, alzóse entonces en todo el valle y en las cumbres vecinas el grito de venganza y exterminio de aquella raza aguerrida, que llevaba siglos enteros de lucha con los árabes y que preparaba el anonadamiento de otro puñado de invasores, no menos odiados que los sectarios de Mahoma.
Bartolo calla, porque es tan prudente como intrépido.
Sucedíame entonces lo que al temerario que por un falso pundonor, por un arranque nervioso y de mal disfrazada vanidad, desciende al fondo de un precipicio. Ya está abajo, ya hizo la hombrada, ya demostró con ella que llega hasta donde llegue el más intrépido... Corriente. Pero ahora hay que subir. ¿Cómo? ¿Por dónde?... ¡Y allí es ella, Dios piadoso!
No quiero abusar de mi superioridad en este punto, y guardándome otras muchas citas históricas que mantengo de reserva en mi cartera, me contentaré con recordarle otro ejemplo del mismo género. ¿Quién sublevó el espíritu teutónico del nacionalismo germánico contra la intervencion napoleónica en Alemania? ¿Quién, sino la falange de poetas, á cuya cabeza se puso Koerner, el intrépido Tirteo del siglo XIX, que murió atravesado de una bala al frente de su Regimiento de Cazadores, entonando el himno marcial con que habia reclutado sus soldados? ¡Niegue ahora el poder de la poesía!
No había a bordo grumete más ágil ni marinero más intrépido, ni nadie tenía la mirada más penetrante para descubrir a lo lejos la tierra velada por la bruma. Nadie apretaba con más gracia y presteza una gavia. ¡Y qué corazón!
Pero lo más útil de todo fué que, mañosamente, fabricaron con pieles cosidas á la ligera, á la par que resistente, máquina donde se aventura aquel hombre intrépido y á la que ha dado el nombre de barca. Vehículo más que mezquino, largo, delgado y que tan poco pesa, está herméticamente cerrado, menos un agujero do se mete el remero, apretando el cuero á su cintura.
»Este intrépido cazador, el Nemrod de la partida, era un joven de veinticuatro a veinticinco años, de cabellos y bigotes rojos, cuyas facciones, de expresión dura y altanera, hubieran sido regulares si no hubieran estado surcadas por una enorme herida que se había hecho con la rama de un árbol. »¡Por los jabalíes de estos dominios repitió, y por el que he muerto esta mañana!
Palabra del Dia
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