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Actualizado: 1 de junio de 2025
Mientras éste iba sobre Andújar, Ligier-Belair, al vernos retirar y pasar el río, creyó que las tropas de Reding, unidas con las de Coupigny, intentaban extenderse cautelosamente por la orilla izquierda, río arriba, tomando el camino de Linares a Guarromán, para ocupar luego La Carolina y cortar el paso de la sierra.
De modo que, por la tarde se hallaban en las cárceles 100 reos de los principales y que mas se habian distinguido en aquella conspiracion. Se tomaron despues por el comandante todas las precauciones y providencias convenientes para asegurarse de una sorpesa, y las que se requerian para resistir á los rebeldes, si intentaban invadir la villa, como se afirmaba, para libertar á sus caudillos.
¡Sinvergüenzas! replicaban furiosas las campesinas. ¡Servilonas, carlistas! contestaban las ciudadanas, ya en actitud agresiva. ¡Malvadas, que echades contra Dios! rugían las insultadas. Y en medio del tumulto se oía el agudísimo ¡ayyy!, de una mujer, a la cual manos furibundas intentaban arrancar de un solo tirón la trenza entera de sus cabellos.
E intentaban abrirse paso hasta ella, entre el tropel de adoradores que continuamente la asediaban bajo la mirada inteligente y voraz de Salvatti. Por entonces murió su padre en un hospital de Milán. Un final tristísimo, según le explicaba en sus cartas la antigua bailarina. ¿De qué había muerto?... Isabella no sabía explicarlo.
Durante la marcha tuvo vehementes indicios de la infidelidad del cacique Pacoricona que le seguia, á quien hizo prender y conducir asegurado, y despues de haber hecho alto en las cercanias de Chingora, advirtió que por la cumbre de las montañas se descubrian los indios divididos en dos trozos, y que el uno marchaba hacia las Balzas de Juliaca; de que infirió intentaban apoderarse de ellas para cortarle la retirada.
El dinero inspiraba una gran veneración al héroe de leyenda, al místico nutrido con sublimidades. Nunca había participado Miguel del entusiasmo que el emperador alemán inspiraba á los snobs. Sonreía ante sus gustos escénicos, sus bravatas guerreras y sus ambiciones cerebrales que intentaban abarcarlo todo.
En los combates de San Juan quedaron las calles sembradas de esos doctores cordobeses, a quienes barrían los cañones que intentaban arrebatar al enemigo.
Pero no te irrites... ¡Fuera, fuera! gritaba ella empujándole con ruda energía. Santa Cruz reconoció aquella fuerza casi superior a la suya, y no tenía gran empeño en oponerse a ella. Por punto, hizo como que sus brazos intentaban someter a los de su querida. Esta pudo más y cerró violentamente la puerta de la alcoba.
Con sólo media docena de zancadas llegó el coloso á la puerta de la prisión, hundiendo sus pies en la muchedumbre armada. Las amazonas enviaron á lo alto una nube de flechas contra su pecho y su cabeza, mientras los jinetes de las cimitarras intentaban herirle en las pantorrillas.
Pero desde entonces tenían los amos un espantajo para levantarlo como bandera, La Mano Negra, y no intentaban los pobres de la campiña el más leve movimiento hacia su bienestar, que no surgiese el fantasma lúgubre goteando sangre. Todo lo autorizaba el tétrico recuerdo. Por la más leve falta se apaleaba a un hombre en el campo; el gañán era un ser sospechoso contra el cual todo era lícito.
Palabra del Dia
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