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Actualizado: 12 de junio de 2025
Los que han llegado a saborear otros rasgos de Pereda, todavía de más singular y exquisita literatura, de emoción trágica e intensa, de cruda expresión y ardiente colorido; los que recuerdan, quizá con lágrimas, La Leva, El fin de una raza y las mejores escenas de Sotileza, aquí hallarán la misma grandeza y el mismo brío; la misma arrogancia, casi épica, con que el autor realza y ennoblece las catástrofes vulgares y los más desdeñados esfuerzos del trabajo humano, dando nobilísimos ejemplos de una poesía verdaderamente cristiana y verdaderamente moderna.
Á pesar de su vocación metafísica y de la atención intensa que necesitaba para desenvolver sus intrincados razonamientos, jamás se equivocaba en el número de vasos de sidra ó vino que escanciaba á los parroquianos.
Nolo guardó silencio unos momentos; luego dijo: ¿Y por qué no has hablado así cuando saliste de la mina? Te he dicho que pensé haberlo muerto. Temía que me llevasen presa... Nolo, cejijunto, sombrío, se obstinó en callar. Demetria le miró largamente. ¿De modo que no me crees? ¡No! ¡No te creo, Demetria! manifestó impetuosamente el joven. El rostro de la doncella se cubrió de intensa palidez.
En el mar el sol trazaba un surco de oro que, semejante a un camino luminoso, empezaba a sus pies, para perderse en la inmensidad; les pareció el símbolo de la senda que se abría para ellos y que seguirían en adelante. Una emoción intensa los embargaba.
Arrimose Andrés al arca de la vestimenta, debajo del Cristo ensangrentado, y sin atender poco ni mucho a lo que se celebraba, siguió dando rienda a su pensamiento. Según se iba aproximando la hora de partir, el recuerdo de Rosa le hacía más cosquillas en el alma. Fue a la puerta otra vez y echó una intensa mirada a la iglesia, a ver si por casualidad la veía entre las mujeres; pero fue en vano.
Y en efecto, en aquella ocasión me había causado sorpresa la intensa tristeza que expresaba el semblante del ilustre marino, como si presagiara su doloroso y cercano fin.
Su mirada era como la mirada de los pájaros nocturnos, intensa, luminosa y más siniestra por el contraste obscuro de sus grandes cejas, por la elasticidad y sutileza de sus párpados sombríos, que en la obscuridad se dilataban mostrando dos pupilas muy claras. Estas, además de ver mucho, parecía que iluminaban lo que veían.
Los hombres que estaban al frente de la administración de sus bienes una oficina con numerosos empleados, casi un Ministerio de pequeño Estado le anunciaban que los diez y seis millones anuales de la princesa iban muy pronto á ser veinte, por el desarrollo de los ferrocarriles rusos, que permitiría una explotación más intensa de sus minas.
Para los Elsberg, la rosa roja, General le dije alegremente; a lo cual contestó con un ademán afirmativo. He dicho «alegremente» y parecerá extraño. Pero la verdad es que me hallaba por completo bajo el dominio de la intensa excitación creada por aquellas circunstancias excepcionales.
Entonces Ester, trémula y convulsa, apretó con la mano el signo fatal, como si instintivamente quisiera arrancárselo del seno. ¡Tan intensa fué la tortura que le causó la acción de aquella criaturita! Y como si la agonía que revelaba el rostro de la madre, no tuviera otro objeto que divertirla, la niñita fijó las miradas en ella y se sonrió.
Palabra del Dia
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