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Luego, encogiéndose de hombros, dijo sordamente: Está bien... Desde aquí voy á la Pola á despertar al señor juez para que envíe por ti... Ya dirás en la cárcel lo que sabes. El rostro de la Pura se cubrió de intensa palidez y balbuceó: Haz lo que quieras... Yo nada ... Pues adiós... ¡Hasta pronto! Nolo dió unos cuantos pasos precipitados monte abajo... ¡Ven acá! le gritó Pepa.

El deseo de verse frente a su esposa ardía cada vez más vivo en su pecho, le ponía inquieto, excitado; se iba convirtiendo en una fiebre, en una rabia intensa que le devoraba. ¡Oh, tenerla entre sus manos, apretarla hasta hacerle gritar de dolor, hacerle padecer en el cuerpo lo que él había padecido en el alma!

Esta expresión era invisible en la presencia de Dimmesdale, pero se volvía más intensa cuando el médico cruzaba el umbral. ¡Un caso extraño! murmuraba. Necesito escudriñarlo más profundamente. ¡Rara simpatía entre alma y cuerpo! Aunque no fuera más que en beneficio de la ciencia, tengo que investigar este asunto á fondo.

Entre los bloques, allí donde se había amontonado un poco de humus, elevábase triunfador el bosque tropical, compacta masa de intensa verdura rayada de blanco por los troncos de los árboles que invadía todas las pendientes, desde las riberas, en cuyas rocas peinaba el mar sus espumas, hasta las cumbres, rematadas por torres de vigía y baluartes fortificados.

»En efecto, veíamos a Carlos casi diariamente; pero, fiel a su promesa, elegía las horas en que mi esposo estaba en casa; y nadie, excepto yo, podía adivinar lo que sufría su corazón. Nunca me dirigió una palabra, una mirada de amor; pero la intensa emoción que le devoraba poníase de manifiesto en sus ojos, y una mirada mía le decía con frecuencia que comprendía sus sufrimientos y su abnegación.

Pasar de repente de la calma absoluta a una intensa tempestad, es siempre desagradable, y esto fue lo que nos sucedió a la abuela y a . Dejamos la apacible tranquilidad de nuestro home y nos encontramos en pleno huracán en casa de los Brenay.

No es más intensa la estupefacción del hombre salvaje en presencia de los instrumentos y las formas materiales de la civilización, que la que experimenta un número relativamente grande de hombres cultos frente a los actos en que se revele el propósito y el hábito de conceder una seria realidad a la relación hermosa de la vida.

Iba, entre tanto, difundiéndose por toda su faz, lívida y acartonada, una expresión de intensa alegría; pero con tal rapidez, que no parecía sino que le daban impulso los mismos vendavales que zumbaban entre los peñascos y jarales del contorno.

Sus ojos aterrados, su cabeza temblorosa, delataban la intensa emoción que en su alma simple había sabido despertar la madre de Rafael, a quien ella respetaba mucho. Su sobrina, su ídolo yacía por el suelo, despojada de aquella fe entusiasta y cariñosa que hasta entonces la había inspirado.

Pero las personas acostumbradas á contemplar aquel signo de ignominia, podían hacerla sufrir también intensa agonía.