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Actualizado: 12 de mayo de 2025
La emoción de la Valcárcel fue más intensa que la experimentada poco antes al notar la admiración que su lujosa presencia producía en el concurso. Para sus adentros se dijo: Esto es más serio, es un placer más hondo que satisface más ansias, que tiene más sustancia... y que tiene más que ver con mis planes.
Parece que consideraba esencial conocer al hombre antes de intentar curarle; porque donde quiera que existen combinados corazón é inteligencia, tienen estos cierto influjo en las enfermedades del cuerpo. La imaginación y el cerebro eran tan activos en Arturo Dimmesdale, y tan intensa la sensibilidad, que sus males físicos tenían seguramente origen en aquellos.
«¡También, también me han corrompido a mi abogado! exclamó Isidora cuando se quedó sola . ¡Bien, seré mártir; que me maten de una vez, que acaben conmigo, que me lleven al cadalso!». Pasada la crisis de ira, estuvo dos días sin salir del lecho; apenas hablaba; no tenía fuerzas para nada; sentíase también algo idiota como su hermano, convaleciente de intensa fiebre.
La entrevista con Tristán en casa de Escudero se resintió de tal confusión de ideas, de este choque de sentimientos tan diversos. Hubo instantes de emoción intensa, de demostraciones de cariño frenético; pero los hubo también de visible y extraña frialdad.
La mojadura y el disgusto postraron en cama á la pobre Soledad. Se le declaró una fiebre intensa y estuvo algunos días bastante grave. Velázquez, como si le remordiese la conciencia de lo que había hecho, se portó con ella mejor de lo que podía esperarse. Hizo venir al médico y la prodigó todo género de cuidados y atenciones y, lo que aún es más raro, apenas salió de casa.
Pensaba en las armonías del mundo y veía que todo era bueno, según su género. La idea de Dios, la emoción profunda, intensa que le causaba la evidencia de la divinidad presente, no se deslucían, no se borraban; pero Dios ya no se le aparecía en la idea de su soledad sublime, sino presidiendo amorosamente el coro de los mundos, la creación infinita.
Mi madre me inculcó la idea de que mi posición me obligaba a ser más rígido que los demás. Yo, en el fondo, era un muchacho atolondrado, de buen corazón, aunque un tanto violento. Muy joven comencé a navegar, y en el barco tuve que ir olvidando cuantas enseñanzas me dio mi madre. Mi vida, en los primeros años de navegación, fué muy intensa.
En ella no persisten ni dichas ni dolores; la más intensa alegría se disipa como la niebla; el afecto de hoy se ve traicionado por el afecto de ayer, afecto que creíamos muerto, y que de pronto revive en el alma fuerte y activo.
Otras veces no podía más; se rendía a la pesadumbre de su pena y se dejaba caer en una butaca, y pasaba largo rato con los ojos extáticos en meditación intensa y dolorosa.
Entonces atacada de súbita energía abrió de par en par la puerta y volvió a decir reciamente: ¡Germán! Reynoso dio un salto en su taburete y quedó en pie frente a ella. Una intensa palidez cubrió su rostro; pero inmediatamente brilló en él la cordial, la amable sonrisa de siempre y dio algunos pasos hacia ella con las manos extendidas. ¡Bien venida seas, Elena, bien venida, bien venida!
Palabra del Dia
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