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Actualizado: 21 de junio de 2025
¿Por qué? Las mamás pegan siempre más que los papás afirmó sentenciosamente Enrique. Miguel calló unos instantes y al fin dijo: Si me pegase, le pegaría a ella papá. Enrique no quiso insistir. En esto cruzaron el patio y entraron en la cochera.
Bien sabía Dios que no había hecho nada por conseguirlo; antes, al contrario, le pesaba mucho cada vez que una de ellas se acercaba a su confesonario. Pero ¿qué le tocaba hacer? Nada más que confesarlas, pues era su obligación. Insistir mucho en que no variasen de confesor era conceder demasiada importancia a la cuestión de persona: no estaba dentro del espíritu del sacramento.
Imagino que hubiera tenido toda la vida a Gloria en casa sin inconveniente mejor que molestarse en buscar solución a aquel conflicto. Isabel se mortificaba viendo mi impaciencia; pero tampoco se atrevía a insistir mucho con su padre, por temor a uno de esos movimientos de feroz desdén con que zanjaba todas las dificultades cuando le apuraban.
Es indudable que en la mayor parte de las enfermedades caracterizadas, cuando desde el principio puede preveer el médico su marcha, es muchas veces mejor y mas útil insistir poco en los medicamentos que parecian mejor adaptados á los primeros períodos, para usar cuanto antes los indicados en el estado característico del período principal que se prevée y previene.
Respondía con la misma sonrisa protectora a cuanto se le manifestaba, y repetía sin cesar frases de agradecimiento y amistad. Convencido al fin de que era inútil insistir, el insigne cuanto atribulado don Rosendo, fué con el mismo Duque y su secretario a ver las habitaciones de la fonda de la Estrella, la única decente que había en la villa. Alquilaron todo el piso principal.
Y de nuevo en marcha, perdiéndose en el primer recodo del río, haciéndome oír, como una carcajada su antipático silbido. Nos miramos a las caras: nunca he visto la desesperación más profundamente marcada en rostros humanos... ¿A qué insistir en la agonía de aquellos días como no he pasado, como no volveré a pasar jamás semejantes en la vida?
Pepe, poseído de una tristeza rayana en la desesperación, carecía de calma para coordinar las ideas: esforzábase por adivinar lo que hubiera ocurrido; pero sus suposiciones y conjeturas quedaban suspensas, como truncadas por la inacción del pensamiento, que no podía fijarse ni insistir en nada.
Disen las gentes por ahí... hablan... ¡se inventan tantas mentiras! Usté no haga caso, señá Carmen. ¡Alegría, y a vivir, que eso e la verdá! Ella volvió a insistir. Pero ¿qué había pasado en el cortijo?... El cortijo era su casa, y esto la indignaba, viendo unido a la infidelidad algo que le parecía un sacrilegio, un insulto directo a su persona. ¿Usté cree que soy tonta, Sebastián? Yo lo veo too.
Sola no sabía qué decir. Las palabras que oía revelaban tal convicción y D. Benigno le infundía tanto respeto, que no se atrevió a contestarle ni a defenderle contra su buen sentido. Pensó primero que debía insistir en lo del matrimonio; pero afortunadamente desistió de una idea que habría sido impropia.
Al echar una mirada a su doncella reflejada en el espejo, creyó observar algo extraño en sus ojos. Se volvió para mejor verlo. En efecto, Estefanía los tenía enrojecidos. ¡Tú has llorado, chica! ¿Yo?... No, señora, no. La manera de negarlo era hipócrita. La señora no tuvo necesidad de insistir mucho para que se lo confesase y aun la causa de su llanto.
Palabra del Dia
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