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Actualizado: 6 de junio de 2025
«Es realmente lamentable decía que un diario que se precia de serio, La Mañana, publique tan pérfidas y calumniosas insinuaciones como la que aparece en el número de hoy... No tenemos por qué ocultarlo: la insidiosa inicial del «capitán P.», se refiere al capitán Pérez... ¡Más valiese haberlo nombrado!... Nosotros conocemos a este distinguido militar, con cuya amistad altamente nos honramos... Le sabemos pundonoroso y honesto... La noticia de que esté mezclado en la traición últimamente descubierta es falsa, absolutamente falsa.
Según las teorías modernas, que la experiencia diaria confirma, el individuo reproduce en compendio la evolución de la especie, de modo que, aun en las naciones civilizadas, todos empezamos la existencia en el estado mental del salvaje adulto, a la vez injusto y vengativo, que siente necesidades, apetitos, deseos y temores, y no conoce deberes ni responsabilidades; nos es naturalmente más fácil y accesible lo que tenga este carácter y no el opuesto toda vez que la ira, el odio, el terror, el alcohol o las lesiones cerebrales nos despojan accidental o permanentemente de la cultura adquirida y superpuesta, con tanta mayor facilidad cuánto más débil o más reciente sea, quedamos en la pura barbarie inicial, y asoma el salvaje que está siempre latente en el hombre civilizado.
Para salir de este laberinto y apreciar con mas exactitud los efectos del arsénico, es necesario admitir varios grados en su accion, ya considerándola inicial, ligera, pasajera y limitada á la esfera nerviosa, ya mas viva y afectando la circulacion, ya violenta y oprimiendo la vida, ya, en fin, obrando con intensidad, ó con una duracion suficiente á modificar profundamente la vitalidad, los líquidos y sólidos.
Enviose aviso al pueblo para que allí les esperase una razonable cantidad de borriquitos, y en los coches de la casa y en los que habían traído las personas que últimamente habían acudido se trasladó no mucho después la dorada juventud a la gran plaza que hay delante del Monasterio, punto inicial de la correría.
Está bien; yo se la entregaré cuando venga. Y con la carta en la mano entróse en el boudoir, arrugando el entrecejo, la boca fruncida y torvos los claros ojitos... A la luz de la gran lámpara sostenida por el negro de ébano tomó a registrar la carta por todos lados; era el sobre de rico papel muy recio, no tenía timbre, sello ni inicial alguna, y venía ligeramente pegado con la misma goma de los bordes.
Ocho ó diez días antes del de San Antonio, es decir, del 13 de Junio, van los pastores de casa en casa con dos marcos de hierro, en uno de los cuales está el nombre completo del pueblo en letras pequeñas, y en el otro la inicial del mismo de gran tamaño, tomando nota de las cabezas de ganado que han de ir al puerto, y de las que de éstas se hallen sin marcar.
Los blancos, descendientes de los señores feudales del pasado, dueños de las capitales, de la fuerza inicial, de la cultura, pretendieron dirigir la masa oscura y tratarla, poco más o menos, como en nuestras pampas trata el estanciero a los gauchos, en todo lo que a política se refiere.
El galope duró cuanto lo permitió la naturaleza del suelo, que a no haberse interpuesto un bañado continuaría acaso todavía; y el paseo se prolongó por mucho tiempo, pues pasado el momento de la prueba inicial, Ricardo y Lorenzo se posesionaron resueltamente de sus caballos, a los que, a ratos, creían sinceramente que ellos los habían domado.
Todas estas afecciones, todos estos estados patológicos, se producen y desarrollan, ya por la accion débil ó inicial del arsénico, ya por una accion fija, mas profunda, rápida ó lenta, completa en fin, acciones especiales todas, que pueden referirse, si se quiere, á una sola, alterante: esta es la venosidad, es decir, la influencia directa de este medicamento sobre la sangre venosa.
La primera causa de todo lo cual es absurdo que sea el acaso, sino una potencia suprema y anterior a todo, la cual dio el impulso inicial al linaje humano, le marcó el camino y guió con orden su marcha por la interminable senda del progreso.» Esto o algo por el estilo pensaba don Policarpo, y era creyente.
Palabra del Dia
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