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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Por el estilo de la portalada me pareció lo que se veía de la casa desde el corral: muy vieja y muy castigada por el rigor de los temporales y la incuria de sus amos.
Entretanto ninguno de estos feudatarios hacia el menor esfuerzo para poner la provincia al abrigo de las incursiones de los salvages, á las que mas bien favorecian estas grandes extensiones de terreno, que se quedaban baldias por la incuria de sus poseedores.
Y hablemos ahora, amados hermanos míos, del defecto de Joaquín Pez, defecto enorme, colosal, reprobado por la Filosofía, por la Iglesia, por los Santos Padres y hasta por la gente de poco más o menos. Este defecto era la debilidad, deplorable incuria para defenderse del mal, dejadez de ánimo y ausencia completa de vigor moral.
Lo he oído decir.» Su cuñado se indignaba. ¿Dónde lo había oído decir? ¿Quién le daba tales noticias?... Y para desahogar su mal humor, prorrumpía en imprecaciones contra el espionaje enemigo, contra la incuria de la policía, que toleraba la permanencia de tantos alemanes ocultos en París. Pero de pronto tenía que callarse, al pensar en su propia conducta.
Melia comenzó por bendecir a la Providencia porque había protegido con tanta solicitud a toda aquella honrada sociedad, que el brick mecía sobre las aguas; porque, gracias a la incuria que de momento reinaba a bordo, si una tempestad se hubiese elevado durante la noche, todo se hubiera ido a rodar, El Gavilán, Kernok, la tripulación y los diez millones, ¡qué lástima!
Como muestra de la incuria de nuestros abuelos y de lo incompletas que son las noticias referentes a Velázquez reunidas por Palomino, basta decir que éste cita Las Lanzas con sólo estas palabras: «En este tiempo pintó también un cuadro grande historiado de la toma de una plaza por el señor don Ambrosio Espinola, para el salón de las comedias en el Buen Retiro, con singular eminencia.»
»Si le dijera a usted que Villavieja estaba en el propio ser y estado en que usted la dejó tantos años hace, le engañaría a usted y adularía a Villavieja; porque, en rigor de verdad y cumpliendo la ley de su destino, tiene de peor que entonces el estrago del tiempo transcurrido, y el de las miserias y la incuria de sus habitantes. De mejor, ni un ladrillo, ni un clavo, ni una teja.
Miraba Julián las huellas de la incuria de su antecesor, y sin querer acusarle, ni tratarle en sus adentros de cochino, el caso es que tanta porquería y rusticidad le infundía grandes deseos de primor y limpieza, una aspiración a la pulcritud en la vida como a la pureza en el alma.
El médico habló de fiebre, de grandes cuidados necesarios; le hizo preguntas a que ella no sabía ni quería contestar. Estaba sola y era absurdo. El doctor dijo que no tenía con quien entenderse; añadió pestes de la incuria de los criados. «La dejarán a usted morir, hija mía».
Solo la historia es rica, por los tesoros del pasado. El fanatismo religioso, la incuria de los gobiernos y los pueblos, las malas instituciones y el tiempo han destruido mil primores y grandes cosas que el genio oriental habia atesorado en la preciosa Granada. La Alhambra. La vega de Granada. El Jeneralife. La Catedral. La Cartuja. El Albaicin. Los Gitanos en Granada.
Palabra del Dia
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